22 de mayo de 2006

Quizás alguien destierre algún silencio y lo circunde. Y lo paralice de metáforas. Y se convierta en verdad. En silencio silenciado por palabras y otras yerbas. Y sobreviva. A las metáforas y los rosarios. Que le sobreviva a los escritores y sus conjuros mágicos. Y sus lunas saltarinas. Y sus llantos estrellados y brillantes.
Que el silencio sea mueca divertida o desgracia maldecida. Pero que exista. Que no se desanime, que no se resista a ser visitado.
Que el silencio, tan desabrigado él de música y de ruido, sobreviva, y nos perdone.
Nati.-

16 de mayo de 2006

Caprichos

Caprichosamente todo regresa al centro.
Vuelven hasta nuestros talones lo que hemos visto nacer,
las cenizas de lo que hoy trancitamos,
cadáveres de mañana.
Y todo vuelve
centrifugándonos las tripas y los abismos.
Y volvemos a naufragar y a resucitar
del propio diluvio universal.
Cíclicamente latimos y perecemos a cada segundo,
maquillándonos la presencia e inventándonos
resquisios para argumentarnos la sonrisa.
Paliza, ceguera, muros.
Todo está demaciado cerca,
nada nos extiende los brazos
para abarcar todos los "todos".
Y volvemos a mirarnos a nosotros mismos
desde atras de la nuca.
Rastros- rostros
Reverso y anverso de la misma letanía de la sangre.
¡ESTAR VIVOS Y CICATRIZADOS!
Continuar vivos,
permanecer vivos
mientras dure la tormenta,
Vino, rocio,
válvula de escape.
Madre selva- madre suelo,
tierra, aire, polvo,
polvo... sólo polvo.
Adanes de oferta que se ponen amarillentos
por los años y las cuarentenas
(Tan solo sin su Eva, tan preocupado en el almacén de
los excesos)
Cataclismo y extinción,
metamorfósis multiforme y abstracta.
Preguntas que volveran al centro
inermes y congeladas.
Caprichosamenrte todo regresa al centro...
Hipocresía de polietileno on line
infectándonos de lo que nuestras pupilas no quieren creeer.
Plástico clavado en los párpados,
plástico aventozado en las sienes.
Inevitablemente todo regresa al centro...
Y a pesar de todo, se abre una grieta oscura
en el cemento -delgada,frágil-.
Al menos caben en ella cinco gotas de luz.
No sin ladrillos al hombro
los sobrevivientes se abren paso entre los pliegues del miedo,
volviendo a respirar la orfandad aceitada y trascendental.
Todo regresa al centro,
entonces: Salud por los valientes -y los testigos-
que completen el giro de la gran rueda
Sibila Centriforme