31 de diciembre de 2010

Abrazos

Va aquí un abrazo fuerte. De los que sostienen tristezas, espaldas y alegrías. De los que son queridos o necesitados. Uno de esos. O del estilo que quieran.
Va aquí, también, mi más sincero deseo de que el año que comenzará mañana sea el mejor para todos.

Que tengan muchos, miles, de momentos felices. Que sean felices.
Que la vida nos encuentre. O no. Quien sabe. Pero sí, que nos hallemos, alguna que otra vez, en el camino. Una noche cualquiera de verano, tomando cerveza en la medida de lo posible. O una tarde cualquiera, tomando sol y tereré, seguro.

Que haya amor. Y besos.
Que los y las amen y ustedes dejen amar. (Usando forro, por supuesto).
Que se rían mucho. Que lloren de alegría.
Que se despierten un día queriéndose más de lo normal sin saber por qué.
Que se encuentren a sí mismos. Y que al encontrarse se quieran.
Que quieran ser algo.
Y que sean lo que carajo quieran ser.

Que, algún día, se den cuenta que les sobra el tiempo.
Y las ganas de cambiar el mundo, todos los días.

Buen comienzo de 2011.

"Yo quiero vivir con amor
Con mi gente abajito del sol
Con las olas y el amanecer
Como un niño jugando otra vez
Sin parar de correr después".
Después - Los Delinquentes y Bebe
Les dejo una canción que, con video y todo, me pone de un excelente humor.
¿Les dije Feliz Año Nuevo?

28 de diciembre de 2010

Venga y pase.

"...que yo tengo de tó, no me falta ná,
tengo la noche que me sirve de sábana..."
La Perla - Calle 13 y Rubén Blades



aquí, al fondo de mi balcón
detrás de mi jazmín
baila, gordinflona y hermosa,
cada noche a las tres
mi luna lunera cascabelera

y también mi rebosante corazón
lleno de este lugar tan mío
tan repleto de río y vida
de río y hombres.



21 de diciembre de 2010

Eclipse.


.[ahí estaba la luna
avergonzada
mientras la tierra ensombrecía sus partes

y le hacía el amor].




















.

19 de noviembre de 2010

Nos.

nos dirán del mundo de sus sombras y sus malos hombres malos

nos dirán del tiempo aniquilando espacios
y viceversa

nos dirán que no hay chance
ni la más mínima posibilidad de nada
pero nada de nada

y eso nos incitará a seguir yendo
o volver, o quedarse y patear caminos
como solemos hacer

nos dirán que nunca que nadie que intentemos después

pero, tercamente, nos quedaremos a pasear la mirada del mundo
la que guarda toda la esperanza
los ojos de los pibes
esos ojos
que tapan el cielo de llenos
que entibian el alma

la pasearemos por caminos de ripio
por noches cerradas
la haremos fértil
fecunda de abrazos
de instantes infinitos
de historia nueva
de hermosura

porque para eso hemos venido.


A l@s compañer@s.
A los indecisos.
Y a los nicoleños, en su Día de la Memoria.

12 de noviembre de 2010

Río arriba


Que me gustó tocarte,
cuerpo arriba
río arriba
así como estamos
venidos en el suelo
de este mundo,
amados,
armados de palabras
y desnudeces
y primaveras rotas
pero felices.
Que me gustó la luna,
tu gusto a noche,
a victoria,
a compañero.





Pintura: Sin título, de Virginia Palomeque.

28 de octubre de 2010

El nombre y el hombre son nuestros.



Hay momentos en que la historia te sacude. Te apuñala. Te abofetea violenta y estruendosamente.
Hoy fue un día de esos.
Se nos murió un compañero.
Un compañerazo.
De esos que le cambian el color a la política. A los significados de la palabra compromiso.

Había que llorarlo. Sentirlo adentro, en lo hondo. Porque nacía así. A torrentes. Y dolía como la putamadre.

Y después había que salir a la calle.
A buscar los abrazos que siempre están cuando hacen falta. Las manos unidas juntas y compañeras. Las lágrimas lloradas juntas y compañeras. A buscar los otros cuerpos a los que también les dolía y por eso se encontraban. Y este era un dolor de a muchos. Pero también era el dolor que confirmaba que ahí estábamos, juntos, compartiéndolo. Reafirmando que las plazas son nuestras, como la patria, como el proyecto, como esta militancia que fogonea a los pibes, que nos despabila, que nos encuentra reavivando aquello de que los pueblos deprimidos no vencen, y por eso venimos a combatir por el país alegremente, como decía don Arturo.

Hoy había que inundar las plazas del país. Hoy exigía definiciones. Nada de tibiezas políticas, nada de quesíqueno. Hoy había que estar donde hay que estar. Y estuvimos.

El gorilaje, esos macabros, cipayos y vendepatrias que hoy salieron en algunos lugares a festejar esta muerte, ese gorilaje se va a tener que lavar la boca con vinagre cada vez que lo nombre a ese hombre. Porque ese hombre y ese nombre son nuestros. Un líder. Compañero. Bandera a la victoria, como bien sabe el pueblo argentino de banderas a la victoria.

Y guarda.
Muchísimo cuidado con jugar a desestabilizar.
Cuidadito con decir que esta muerte afecta la gobernabilidad.
Mucho cuidado con desestimar a la compañera Presidenta. Cuidado.
Porque en esos momentos, gorilas, agarrensé.
Acá atrás y adelante y también a los costados de la compañera Presidenta hay un pueblo entero.
Un pueblo que hoy está mucho más unido que ayer y que saldrá a defenderla con garras y dientes, y sangre también (si hiciera falta) a ella, a este proyecto, y a esta patria que supimos volver a conseguir, después de tanto tiempo.

Hasta la victoria, compañero Néstor Kirchner. ¡Venceremos!

11 de octubre de 2010

Pausas.

Dos bancos de dos plazas diferentes.

Un bar de comidas.

Un juego de sábanas de mi cama.



Lo cierto es que hay esquinas terribles.

Colmadas de unos recuerdos que ya no son míos

y quiero extirpar con premura. Pero los malditos resisten.



Ahí están.

Esas esquinas terribles llenas de vos.

Embriagadas de vos. Saturadas. Saciadas. Asqueadas de vos.



Lo cierto es que no es nada fácil esto de volver a andar.

Porque ahí estás. Impregnando esas esquinas que no quiero.



Ando en pausas estos días. Pausas que me fuerzan a pensar.

Pausas que me obligan a pensarte.



Lo curioso es que ya no te extraño.

–Besar otra boca siempre funciona, de a poco-.

A vos, no te extraño. Cosa curiosa y bienvenida, ciertamente.



Yo, esta noche, tengo demasiados silencios encima.

Muchos rincones que nunca dije.

Angustias guardadas.

Brumosidades e incandescencias.

A piel en flor.


Muchas esquinas terribles

llenas de vos y voces

y bancos de plazas

y camas que ya no son mías

que ya no son camas

y juegos que ya no son sábanas

que ya no son juegos.



Pausa. Pausa. Pausa.



-Yo no te extraño. A vos. No te extraño.

Ya te clausuré el decir.

Ya te maté la palabra-.



Bienvenido sea.



Quedan por resolver estos silencios. Estas bravas brumas que acechan.

Estas esquinas terribles.

Esta áspera pausa

que decido del mundo.



A todos y cada uno de ustedes.

Romper.

me rompiste adentro, muy, allá en el fondo.
y yo me dejé romper.

años.
años hace ya. y tardé mucho.
pero acá estoy.
sana y salva,
e insegura.

así que no.
no más.
nunca más.

28 de septiembre de 2010

Bipolaridades I.

Hace humedad.

Terrible y maldita humedad en cada rincón de la ciudad.

No suelo contar confesiones.
Pero quizás la lluvia que fue lo amerite.

Soy dos al mismo tiempo. O varias, depende el día.
Hoy dos.
Sí. Seguro ya lo he dicho antes, así que no es nada nuevo.
Hace unas horas era yo. Y ahora soy esta. Que también soy yo.


En el medio de las dos he descubierto que me gusta un hombre
-terrible y maldita sinrazón-
y eso es nuevo para todas las que soy.

16 de septiembre de 2010

Rompiente.


Mi cuerpo no quiere ser trinchera.
Sino camino.
Puerto de partida o de llegada, da lo mismo. Pero puerto.
Que es parecido a puerta. Y ahí está la gracia.


Este cuerpo no quiere ser escudo. Ni cápsula. Y nido tampoco.
Sino rompiente.
Ola y océano.
El calor hermoso de verano. La simpleza del abrazo.


Este cuerpo quiere ser mío, asombrosamente, todos los días.
Y aquí se lo agradezco.

Pintura: La mujer desnuda, de Pablo Picasso.

13 de septiembre de 2010

Desvío.

Lo cierto es que no me sale decirte que no.
no ahora.
no cuando todo está a punto de cambiar.

te vibro, despacio.
mi pequeña incógnita.
mi hueco.
el beso, los besos, esos.

una pausa. un desvío.
el río al borde del abismo.
una calma de noche cualquiera.


siempre te veo.


y siempre me pregunto si viceversa.

2 de septiembre de 2010

Carajo.

Mandando a la reverenda mierda este empleo del ocote.

Y engrosando nuevamente las filas de desocupados de este hermoso país,
-bendito no, este blog carece de católicos-

Afirmo y reafirmo -dos veces-

Soy feliz, carajo.



(y hacía mucho que no, así que bienvenido sea)

21 de julio de 2010

Amigos.


No.
No todos los amigos de mis amigos son mis amigos. Por suerte.
Y porque muchos me caen mal. Es la verdad más verdadera. 
Ahora que pienso, las novias o novios también. La mayoría, por principio (y al principio) me caen para el culo. 
Porque soy celosa de ellos. Y sé darme cuenta cuándo aquellos son cagadores o altos gatos. Eso. Instinto de protección, ponele. Y unos celos grandes como una casa. Porque mis amigos son eso. Mis casas alternativas. Y también mis abrazos necesarios, mis caricias cotidianas, mis mates, mis noches locas y mis noches tristes, mis monotonías y mis alteraciones. Tan parte de mi vida como mis anteojos o mis manos. Tan imprescindibles como el beso, el café con leche y la palabra.
Así que va un sincero, y tardío, felíz día a mis amigos que saben que son mis amigos. Y a los que yo sé que lo son. Está bueno decirlo de vez en cuando: Los amo yo a ustedes. Sepanló. No es que los amo hoy nomás. Es siempre. Hoy aprovecho pa decirlo, ya que todos aprovechan pa decirlo. 
Redoblo la apuesta, a riesgo de quedar como una pesada reiterativa:
                                      Felíz Día y Buena Vida.


Pintura: Gustav Klimt.

4 de julio de 2010

Ayer.

habitamos tiempos pequeños
ayer fuimos la decisión de alguien
hoy la nuestra
retazos de historias que hilan algo que no sabemos dónde acabará
y sin embargo siempre hace falta desafío
otra boca
y una copa de vino

24 de junio de 2010

Epitafio.

Aquí yacen 

los restos mortales

del que en vida

buscó sin alivio

una

a

una

tu cara

en todos

los buses urbanos


Leonel Rugama - Nicaragüa

19 de junio de 2010

Influencias de veinticuatro.


Yo no sé lo que es el destino.

Caminando fui lo que fui.

Allá dios que será divino

Yo me muero como viví.

El necio – Silvio Rodríguez




Fijate. Mirá bien. Abrí los ojos. Vas a ver que el mundo está del revés, patas arriba. Y sin embargo sigue siendo hermoso, tan lleno de palabras y de abrazos. Tan necesitado de nosotros- eso me dijo Eduardo.


Nosotros estamos cabeza abajo- me contó Mafalda. Y me mostró los palitos de abollar ideologías (que hoy pueden y suelen tener otras formas).


Sé que ando sin buscar, pero no sé si ando sabiendo que nos vamos a encontrar alguna vez. Quiero dejar que otro me vea como ven mis ojos. Quiero que un día me dejes ver como ven tus ojos- estito me lo enseñó Julio, a quien queremos tanto. Y hubo un día que, sin siquiera darme cuenta, entendí a Oliverio cuando me decía dejate ser con otro, y lo reviví: Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan…


LaGente no está ahí abajo ni ahí arriba. LaGente está a la altura de los ojos. (¿Vos para dónde mirás cuando me ves? Fijate. Prestate atención cada vez que veas, siempre que veas a otro). Porque el pueblo es la frontera es la trinchera es el camino. Adelante y atrás del pueblo no hay nada. Nos toca vencer todos los días a la derrota, a los derrotistas. Y también a los conformistas, a los hipócritas y a los farsantes. (A los traidores nada, ni palabras, ni justicia)- me susurraron Eva y Juan. Y Rodolfo y Paco y Juan y TreintaMil.


Mirá bien. Abrí los ojos. Los que nos mienten desde siempre no muestran sus caras, se esconden atrás de LaGente que está en las pantallas que ocultan las verdades y machacan las cabezas. Los que mienten son los que dominan a través de zonceras, esas que nos han enseñado en la escuela y son conocidas como sentido común. Los que mienten son, y serán siempre que estén, nuestros enemigos. (Y al enemigo hay que asumirlo neciamente, conocer su cara, para después poder confrontarlo) - esto lo aprendí de Arturo y lo poetizó Silvio; después me lo repitió DosMilOcho.


Mirá bien. Prestá atención. Hay compañeros por todos lados, subversivos hermosos. Aunque nos hayan arrancado a muchos imprescindibles, ellos son los que nos mueven hoy, a cada instante. Alzamos sus banderas cada día, cantamos sus canciones, buscamos lo que soñaron. Una patria grande, una patria enorme que vamos construyendo con amor, con mucho amor y mucho pueblo (y fusiles también, si hicieran falta). Y la justicia, siempre la justicia. Todo eso pegadito a nuestra hermosa costumbre de abrazos, de alegría ante todo y contra todo- me lo contó José; me lo dieron a entender mis compañeros; y más tarde me lo dije a mí misma, cuando comprendí la magnitud de la palabra compañero.



Sorprende el amor cuando ataca. Sorprende la nostalgia. Sorprende la sensación de pertenecer a un lugar, a algunas personas. Sorprende cuando a los muchos los sentís tuyos.


Sorprende la historia cuando abarca lo que no se dice, la tanta historia de esos muchos, tan llena de piel, de sangre, siempre haciendo frente a la amargura, a la avaricia de los pocos. Sorprende encontrarse rodeada de banderas. De un amor inconmensurable que sólo puede ser humano, tan complejo, llenador y extraño como somos los humanos.


Sorprende saberme constructora de mis propios pasos (aunque sea tan difícil a veces tomar las decisiones correctas). Pero somos lo que hacemos de nosotros mismos.


Sorprende descubrir que abrir los ojos es lo más difícil del mundo. Cuesta vida. Y arde en las entrañas. Ver derrumbarse, uno a uno, nuestros prejuicios, las sinrazones con las que justificábamos algunas injusticias, es algo terrible y maravilloso al mismo tiempo (y hay tantos y tantos muros que derrumbar todavía). Comprender que el mundo también depende de lo que hace uno. Verse haciendo cosas, por más ínfimas que sean, por, para y con los otros (que son yo, siempre).


Creo en la magia. En el karma. En el universo. En la música. En el potencial y el poder de la palabra. (esto de poder decir gracias, decir te quiero, decir amigo). Pero antes que cualquier cosa, creo en las personas que conozco, mis tantas gentes que sazonan la vida.


Amo mis distancias mis ausencias, el camino que me construyo a cada paso, mis fracasos. Y lo otro también, por supuesto. Amo las sonrisas de los que amo. Mi lu, mi flo, mi vi, mi fa, mi lula, mi ma, mi pa, mi ni, mi emi, mi sol. Las bocas nuevas que enamoran. Los abrazos eternos e inconmensurables. Mis hojas llenas de manchones que quieren contar algo con palabras. Los libros que cuentan, los que cantan, los que historian. Las caricias cotidianas que están cerca, siempre cerca.


Acá estoy y acá me quedo. Con mi otoño fresco y soleado. Con mi vigesimocuarto otoño entre los dedos. Con la certeza de que falta mucho, de que recién empiezo a andar. Y tengo mis manos que tocan y abrazan, siempre.





16 de junio de 2010

Soledades II

Me quedé temblando en tu último abrazo

Acá no estás vos


-me queda chico ese abrazo, me sobran los lados de la cama-


Soy este soliloquio de pequeñas faltas

De murallas

De caminos raros y hermosos.

De ausencias. Tantas y tantas ausencias.


Hoy sumo una más.

Sumo tu nombre tu voz tu abrazo a mi calvario de nostalgias. A mi soliloquio de rechazos.


Porque soy estas soledades. Siempre.

Siempre el espejo que me muestra el vacío.

Siempre el otoño que acaba temprano.


Siempre un nombre que me deslumbra (y se arrepiente).


Siempre un hombre que jamás quiere ser mío (cuando empieza a despuntar el invierno).

Que jamás quiere quedarse a la altura de estos ojos (cuando empieza a terminar el otoño).

Siempre yo.

Yo sola, otravez y comosiempre.


(Y hoy necesito trincheras amigas y cercanas)

28 de mayo de 2010

Bis.

"Esta es nuestra Patria. La Patria de la primavera.
Aunque la humille el liberal, servil al Imperio del Norte,
aunque la niegue el intelectual de la izquierda dogmática,
que aprende de la vida por los libros,
la Patria siempre está volviendo…
Con la insistencia de la ola en el mar,
con la tenacidad del viento,
con la paciencia inmemorial de la tierra".
Marcelo Koenig



es que con esto no tiene nada que ver el mundo
o por lo menos lo que considero mi mundo, que es pequeño
abarca un solo continente y algunos hermanos del hemisferio sur

pero atrás de los ojos que no veo hay otro cielo.
un abrazo renovado naciendo con la ventisca nublada de otoño.

atrás manos y decires
gente que hace bien porque está nomás

adelante ese tumulto enardecido y feliz

esa marea entonando la misma música
la misma que entona desde hace tantos decenios

por eso no tiene nada que ver el mundo
esa fiesta que todavía late es nuestra para siempre

coronada de ese pueblo hermoso y asombrado
por encontrarse con que comparte la palabra PATRIA.

25 de mayo de 2010

Bicentenario.

¡Oíd, mortales!, el grito sagrado:
¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas,
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación,
coronada su sien de laureles,
y a sus plantas rendido un león.


De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos:
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas,
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.


Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor:
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.


¿No los veis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz
y cuál lloran, bañados en sangre,
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?


A vosotros se atreve, argentinos,
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos, que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.


El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.


San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental.
Son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.


La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.


Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñado
les repite: "¡Mortales, oíd!:
ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud".
Y los libres del mundo responden:
"Al gran pueblo argentino, ¡salud!

Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos...
¡o juremos con gloria morir!

Marcha Patriótica (1813)
Vicente López y Planes



Feliz Bicentenario

17 de mayo de 2010

Encuentros.

Reencontrarse con gente que uno no ve hace muchísimo tiempo, generalmente no está bueno.

Sobre todo porque una no tiene ni idea qué pasó con la vida de esa gente: si les va bien, si les va mal, si pasaron por cosas jodidas, o cosas hermosas. Nada, una no sabe nada.

Y por supuesto también está la certeza de que seguramente les pasaron cosas, de cualquier tipo, pero cosas les pasaron. De que seguramente ya no son las mismas personas. Porque una ya no es, ni de lejos, lo que era hace tantísimo tiempo.

Por suerte esta no es la reflexión de una incomodidad similar.

Pasó que me reencontré con gente que no veía hace muchísimo tiempo. En realidad no nos reencontramos, ni de casualidad ni de golpe y porrazo. Nos encontramos porque quisimos. Y eso está bueno. Tener las ganas de reencontrarse con gente, de re-conocerse. Lo que en realidad es encontrarse, porque ahora son gente nueva.

Y porque yo no sé nada de ellos. Son distintos. Y convengamos que tampoco los conocí mucho antes. Se trata de mirarlos de otra forma. Con estos ojos que tengo ahora, que no son los que eran cuando los veía más seguido.

Lo cierto es que las pocas veces que nos vimos la pasé de diez, de miles. No tuve necesidad siquiera de pensar dónde estaba. O por qué. Estábamos en sintonía, se podría decir. Viejos amigos. Nos reímos de las mismas cosas, lo que es curioso. No tuve que amoldarlos a algún juicio forzado. No tuve que esforzarme para estar ahí. No tuve que callarme nada tampoco. Y esas cositas, a veces, te llenan. Como abrazar, pero distinto.

Me sorprende que a pesar de que transitamos caminos diferentes, estos pocos años que pasaron nos llevaron a realidades y pensamientos parecidos. Lo que también es un abrazo.

Como esto de encontrarme con la certeza, de golpe y porrazo, de que no andábamos tan lejos como prejuiciaba. Todo lo contrario. Andábamos bastante cerca, pero no teníamos ni idea.

Hasta que decidimos encontrarnos.












A los jipies.

3 de mayo de 2010

Filtraciones.

No hay mucho que decir.

-Te me filtras por la nariz, los labios, la cintura-

No tengo palabras para esto.
Acá estoy yo, hoy, tan falta de tu abrazo.

-Me invadís por centímetros, por poros, por risas-

Te dejo. Me dejo.

Porque ando ganas de vos.
Porque donde estás, todo sabe exquisito.


28 de abril de 2010

Manifiesto de humor otoñal II


Otoño debería ser parte de la metáfora más sublime y más hermosa.

Otoño es el otoño de Juan. Y también el de los besos que aparecen, tan nuevos, tan intermitentes.

Otoño son mis hojas secas. El papel que nunca está en blanco. Los amuletos que encuentro en la vereda.
El silencio preciso. La lluvia justa. El sol, el tan puro sol de otoño.

Otoño son mis gentes que renacen. Las alas renovadas. El abrazo caliente. Los ojos que arden.

Otoño es este abril que corre. Las tempestades de cielo celeste.
Esta vorágine de abril, que siempre es abriles, muchos miles y miles de abriles.

Otoño la belleza. El fulgor incandescente. Tu mano que me lleva, me lleva y la dejo.

Este otoño tan siempre mío, tan mi cuerpo negando el invierno, tan decididamente y sin tapujos el tiempo de la violencia. Y también de la calma. Tan falto de grises. De palabras que sobren.

Otoño siempre tan árbol. Tan desnudamente humano. El nombre de lo ajeno abajito de la sombra. El nombre de la sombra. De lo imposible. De la poesía.

Otoño siempre, infinito. Otoño tan metáfora inconclusa.

25 de abril de 2010

Suzie Q.



Hace unos días, por primera vez en mi vida, escuché música en un Wincofon (o tocadiscos). Jamás había experimentado ese sonido. Fue increíble. Una maravilla, es poco. Comprendí la fascinación que deberían haber sentido mis viejos cuando de pendejos les regalaron uno.

La música escuchada a través de ese aparato es asombrosamente diferente. Nosotros jamás sentimos algo similar. Todo es nuevo y viejo al mismo tiempo en estos días que corren. Estamos acostumbrados a los sonidos “limpios”. Los de un cd o un mp3 (que es el mejor invento en mucho tiempo, valga la aclaración).

En cambio un disco de pasta tiene ese sonido atrás, como a pisar hojas secas. Un no sé qué. Como cuando alguien llama por teléfono y está bien lejos. O escuchar una radio AM, de fondo, mientras se hacen otras cosas. A todo eso junto suena. Y a otras cosas más, pero inexplicables en palabras.
Y experimenté lo obvio cuando se descubre algo: la piel de gallina. La certeza de que me quedaría horas y horas escuchando discos de pasta. Después la memoria. Ésta, la mía, tan detallada.
Muchas personas tienen una asombrosa tendencia a enrarecerse cuando escuchan música. No cualquier música, la que los llena. La que los invade. Y los hace destinatarios absolutos de aquello que escuchan.
Mi viejo solía tener muchos discos de pasta cuando era joven. Para cuando yo nací le quedaban algunos pocos. Había perdido discos que amaba, como los de Quilapayún, Los Olimareños y las cantatas de Montoneros. Sí, mi viejo era bien peronista (creo que lo sigue siendo, pero de otra forma).
Entre los pocos discos de pasta que le quedaban estaba uno del pelele de Palito Ortega. Y uno de Creedence. Un día, no sé cómo, ni cuándo, mi viejo agarró ese disco, se lo llevó a alguien y trajo la grabación en casete. Hacía poco, para mi cumpleaños de 12 creo, me habían regalado el primer radiograbador de la casa.
Bailamos Suzie Q con mi viejo. Y Have You Ever Seen The Rain. Cada tanto poníamos el casete después de comer a la noche. Como una improvisada actividad familiar. Y solíamos bailar y cantar esas canciones.
Es rarísimo acordarme de estas cosas -quizás es por esa última canción que amo tanto la lluvia, la bailaba con mi viejo-. Pero el único nombre de una canción de Creedence que realmente me acordaba, y siempre lo hice, fue Suzie Q.
Esas fueron mis primeras lecciones de rock. Rock en inglés. El rock viejo que se baila tan lindo.
Nunca supe por qué eligió grabar ese disco de pasta. Ahora que pienso tendría que agradecerle al viejo por haber elegido a Creedence y no a Palito Ortega. Pero había algo ahí. Esa música en especial es muy mi viejo. Y tenía la capacidad de enrarecerlo. Escuchaba Creedence y de repente era un pibe de nuevo. Le nacía toda esa historia que tiene antes de mis hermanos y yo. Esa historia de banderas. Tan terrible y hermosa. Y tan mía también, de alguna forma.
Son demasiados detalles. Resulta asombroso como unas pocas cosas, de gentes absolutamente diferentes, pueden revivir memorias que una ni imaginaba que andaba guardando. Un dibujo en grafito. El sonido a pisadas sobre hojas secas de un Winco.
En fin, sólo me maravillo por esta memoria que anda encontrando recovecos dónde nunca se imaginó.




10 de abril de 2010

Otros.

Aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha...

Mario Benedetti


Este oleaje que recorre la piel
para que no se oxide. Un nomeolvides que dije hace mucho tiempo,
cuando creía en esas cosas.

Un silencio abrumador nostálgico distinto.
Te pienso. Estoy segura que idealicé mi imagen de vos, por todo lo que te quise.
Sé que cuando te vea vas a ser, inevitablemente, otra persona.
Y ya no te pensaré más.

Pero en el mientras
te imagino conmigo cuando éramos.
Y me invade lo absurdo de esos tiempos.
La vorágine de un amor tan pequeño y accidentado. Pero amor al fin.

Fuiste, y serás siempre, el principio de mis historias de amor.
Más allá de que hoy seas otro.

Y yo, a pesar de mi memoria,
tampoco sea ya más lo que fui.

30 de marzo de 2010

Hoy es siempre, todavía.


Este poema
tendrá que ver con las veredas
y los dedos fríos en verano.
Tendrá que hablar
sobre algún cuerpo desnudo
que titila de noche.
Y de mi al descubrirlo
al contemplarlo.

Este poema deberá contar
el regocijo de los vientres
de la piel extasiada hasta los huesos.

Tendrá que hablar de la vergüenza
y decir algo del espanto.

Y susurrar amor
amor por todos los rincones
rebalsar de besos bien dados, de colchones gastados.

Este poema tiene que decir te quiero.
Y ser lumbrera de utopía
ser desdicha, calvario, maravilla.

Este poema tendrá que susurrar arrullos
abrazar fuerte
besar hasta dejarnos sin aliento

Naufragar de alas, cantar un tango, morirse de risa.

(Estas pequeñas palabras harán la revolución,
algún día.
Pero shhh…
Todavía es temprano, o como decía Antonio,
todavía es siempre).