30 de abril de 2014

Soñadas II.

Soñé con una noche terriblemente oscura. Estaba en una casa gigante, también oscura. Había gente conmigo, adentro de la casa. Y miedo. Un miedo terrible que se palpaba, podía tocarlo con las manos. Desde el patio venían ruidos secos, como golpeteos sobre una superficie dura, madera quizás.
Una amiga, la única persona que conocía de la casa, me dijo que parecía que había que tener cuidado, porque la gente que estaba ahí no hablaba.
Las puertas estaban bloqueadas, era imposible salir. Sentí un miedo espeso, que estaba adentro mío y contagiaba a los demás. Cuando noté eso, cerré los ojos, me miré las manos, y un calor nuevo me nació del estómago, y subía, subía por el pecho, hasta la garganta.
Perdí la ropa que llevaba puesta en algún momento. Alguna voz desconocida me dijo que se la había llevado alguien que de verdad necesitaba cubrirse.
Vos no -me dijo la voz. Estaba desnudísima en plena oscuridad, el calor me sofocaba un poco y el miedo -que ya no era mío- estaba invadiendo las paredes de esa casa vieja y pesadillesca.
No -dije. Yo acá no me quedo más.
Salir te puede costar la vida -me dijo la misma voz.
Y me dió paz. Una paz que nunca sentí. Una paz que me invadió las entrañas.
De repente estaba en el patio de la casa. Un patio gigante y negro, plagado de árboles con hojas negras. Había viento, sentía frío en los pies, pero nada más. Me acerqué al árbol que estaba más cerca, a mi derecha, y alcé del piso una de las hojas negras y al árbol se le cayeron todas, instantáneamente. Llegué a ver unos brotecitos verdes en ese patio oscuro, pero me estaba alejando de ahí, despacito, llevada por otra cosa que no eran mis pies.
De alguna forma me fui, aunque seguía igual de desnuda, y con frío.
Alguien me dió la mano. El calor volvió y se instaló en el pecho. Y sentí la paz hermosa otravez.
Tenía miedo de que me comas el corazón, eso era todo -le dije. 

22 de abril de 2014

Otoño.

Ando con ganas de irme un rato
pisar algún pasto crecidito de un lugar desconocido
sentir el otoño abajo de la piel
volver a leer un libro que cuente historias increíbles
caminar mirando el cielo
dormir con la luna de farol
y el río manso detrás

Últimamente, a la noche, cuando cierro los ojos
veo el día entero que pasó, con sus bellezas y sus fierezas
como la lluvia que golpea suave en el camino al trabajo
lo gris de algunos caminos
las miradas apagadas
el último abrazo de amor de la semana
las hojitas nuevas del otoño en la vereda
dispuestas perfectamente para hacer música mientras la gente camina
y no comprendo a veces cómo puede todo eso junto convivir cada día
arremolinarse delante de mis ojos y convertirse en algo bello
o no

Ando con ganas de elegir esta felicidad
de tu mano que me lleva
y esta boca que no para de reir
y este otoño que es abril y el corazón en la mano
y este abril siempre tan otoño y tanto amor y tan hermoso.

  


aguita del río manso
fresca y clarita
libre como venís
no han de acorralarte mis manos
siempre andarás en mí
siempre andarás en mí.



7 de abril de 2014

Concretamente II.

ayer se me atragantaron en un nudito las ganas de acurrucarme con vos.
a veces se me juntan todas esas ganas y me invaden los ojos.
pasa que te necesito a veces, porque te quiero.
y te quiero así, concienzudamente, con el corazón y con el cuerpo y con las ganas de compartir los abrazos y las carcajadas y mis penas y las tuyas. porque siento que así debería ser esto de andar de a dos.
concretamente, y a pesar de que siempre vuelvo de juntar todos mis pedacitos, tengo el corazón intacto y las ganas frescas y hermosas de que seamos juntos.
he razonado bastante este amor que siento y la verdad siento que no es nada racional.
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa, como dijo juan.
y yo suelo re-partir mis ganas de vos entre las mil tareas que inundan la mesa, hasta la noche.
a la noche tarareo alguna canción que me suena a vos,
y te llevo a dormir conmigo -aunque no andes por acá-.