26 de diciembre de 2014

Voluntad de consenso.

Las parejas, como los estados, deberían regirse por el criterio soberano de la voluntad de consenso. Pactar acuerdos previos, imprescriptibles, salvo que se acabe el amor.

Debatir propuestas en orden a dar solución a los problemas planteados que no nos dejan ser felices. No mentir, no robar, no insultar, no traicionar, no hacerse los boludos y las boludas.

Sostener la convicción política de la ternura ante los días terribles, el cansancio, los fracasos.

Armar y desarmar, cuantas veces sea necesario, las tácticas, las estrategias y el mapa colectivo para los encuentros, la falta de planes, las causalidades que nos llevan al abrazo esperado toda la semana, al beso que sana, al momento que es recompensa.

Construir la fortaleza necesaria del vínculo para que sea la trinchera inclaudicable donde compartir la victoria del amor, de la vida, de la cama malhecha, pero consensuada.



Marc Chagall

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