28 de mayo de 2010

Bis.

"Esta es nuestra Patria. La Patria de la primavera.
Aunque la humille el liberal, servil al Imperio del Norte,
aunque la niegue el intelectual de la izquierda dogmática,
que aprende de la vida por los libros,
la Patria siempre está volviendo…
Con la insistencia de la ola en el mar,
con la tenacidad del viento,
con la paciencia inmemorial de la tierra".
Marcelo Koenig



es que con esto no tiene nada que ver el mundo
o por lo menos lo que considero mi mundo, que es pequeño
abarca un solo continente y algunos hermanos del hemisferio sur

pero atrás de los ojos que no veo hay otro cielo.
un abrazo renovado naciendo con la ventisca nublada de otoño.

atrás manos y decires
gente que hace bien porque está nomás

adelante ese tumulto enardecido y feliz

esa marea entonando la misma música
la misma que entona desde hace tantos decenios

por eso no tiene nada que ver el mundo
esa fiesta que todavía late es nuestra para siempre

coronada de ese pueblo hermoso y asombrado
por encontrarse con que comparte la palabra PATRIA.

25 de mayo de 2010

Bicentenario.

¡Oíd, mortales!, el grito sagrado:
¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas,
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación,
coronada su sien de laureles,
y a sus plantas rendido un león.


De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos:
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas,
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.


Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor:
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.


¿No los veis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz
y cuál lloran, bañados en sangre,
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?


A vosotros se atreve, argentinos,
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos, que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.


El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.


San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental.
Son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.


La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.


Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñado
les repite: "¡Mortales, oíd!:
ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud".
Y los libres del mundo responden:
"Al gran pueblo argentino, ¡salud!

Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos...
¡o juremos con gloria morir!

Marcha Patriótica (1813)
Vicente López y Planes



Feliz Bicentenario

17 de mayo de 2010

Encuentros.

Reencontrarse con gente que uno no ve hace muchísimo tiempo, generalmente no está bueno.

Sobre todo porque una no tiene ni idea qué pasó con la vida de esa gente: si les va bien, si les va mal, si pasaron por cosas jodidas, o cosas hermosas. Nada, una no sabe nada.

Y por supuesto también está la certeza de que seguramente les pasaron cosas, de cualquier tipo, pero cosas les pasaron. De que seguramente ya no son las mismas personas. Porque una ya no es, ni de lejos, lo que era hace tantísimo tiempo.

Por suerte esta no es la reflexión de una incomodidad similar.

Pasó que me reencontré con gente que no veía hace muchísimo tiempo. En realidad no nos reencontramos, ni de casualidad ni de golpe y porrazo. Nos encontramos porque quisimos. Y eso está bueno. Tener las ganas de reencontrarse con gente, de re-conocerse. Lo que en realidad es encontrarse, porque ahora son gente nueva.

Y porque yo no sé nada de ellos. Son distintos. Y convengamos que tampoco los conocí mucho antes. Se trata de mirarlos de otra forma. Con estos ojos que tengo ahora, que no son los que eran cuando los veía más seguido.

Lo cierto es que las pocas veces que nos vimos la pasé de diez, de miles. No tuve necesidad siquiera de pensar dónde estaba. O por qué. Estábamos en sintonía, se podría decir. Viejos amigos. Nos reímos de las mismas cosas, lo que es curioso. No tuve que amoldarlos a algún juicio forzado. No tuve que esforzarme para estar ahí. No tuve que callarme nada tampoco. Y esas cositas, a veces, te llenan. Como abrazar, pero distinto.

Me sorprende que a pesar de que transitamos caminos diferentes, estos pocos años que pasaron nos llevaron a realidades y pensamientos parecidos. Lo que también es un abrazo.

Como esto de encontrarme con la certeza, de golpe y porrazo, de que no andábamos tan lejos como prejuiciaba. Todo lo contrario. Andábamos bastante cerca, pero no teníamos ni idea.

Hasta que decidimos encontrarnos.












A los jipies.

3 de mayo de 2010

Filtraciones.

No hay mucho que decir.

-Te me filtras por la nariz, los labios, la cintura-

No tengo palabras para esto.
Acá estoy yo, hoy, tan falta de tu abrazo.

-Me invadís por centímetros, por poros, por risas-

Te dejo. Me dejo.

Porque ando ganas de vos.
Porque donde estás, todo sabe exquisito.