30 de diciembre de 2013

Salud.

...lo que tenga que ser que sea
y lo que no, por algo será
no creo en la eternidad de las peleas
ni en las recetas de la felicidad...
Jorge Drexler

A simple vista me ha salido un año enterito de abajo del brazo, y de adentro del pecho y de la espalda también. Anduve distraída, y casi que no me doy cuenta. Pero ahí está, magullado y entero, yéndose.

A vista compleja ensanché la mirada y cerré un par de puertas. En el medio abrí las manos, las rendijas, los portones, las ventanas, parí un libro, solté un abrazo, hallé otra historia, volví del suelo y alcé la vista, alto, alto, para no perderme. Mirá todo lo que tengo, te digo. Estoy llena de hermosuras nuevas, de alas, de amores. Ando feliz de tenerme... ¿No es eso suficiente? Yo creo que sí. En el medio todo lo demás, los quienes y los cuántos y las cosas que nos hacen felices, y repiquetean cerca, siempre cerca.

¡Viva la carcajada compartida, el chiste tonto, los abrazos que estremecen!
¡Vivan para siempre las sonrisas que dejamos y las que encontramos!
¡Vivan los reencuentros, lo inexplicable, las complicidades, los momentos!
¡Viva la esquina del recuerdo, la música que salva, las manos brillantes que aparecen sin preguntas!

Salud ciudad, salud río, salud amor, salud amigos, salud vida.

¡Que viva el mundo entero en otro nuevo comienzo! ¡Salud!




29 de diciembre de 2013

Juntar.

Yo me hago cargo de mis sin embargos,
de la pena y de la gloria,
de todos mis bardos.
Kevin Johansen.


Hay momentos en la vida donde es necesario sentarse a juntar toda la infancia y la adolescencia. Amarrar la canoita a la orilla de los recuerdos y mirar el pasado, despacito, sin miedos, mirar. Abrir el pecho de aires viejos, y ver.
Sentir de nuevo la adrenalina de una escondida, del primer beso, de huir del reto.
Parar la pelota y mirar todo lo que fuimos.
Sentir, otra vez, el corazón desbocado de amar por primera vez. Encontrarse en aquellos ojos. Y volver a pasar por el cuero toda la tristeza de lo que no fue.
Juntar toda la infancia, tan feliz. Armar el rompecabezas de la adolescencia, tan veloz, tan voraz. Comprender que los otros hicieron lo que pudieron consigo mismos, y yo también. En el medio hubo algunas decisiones. Consecuencias. Tiempo, mucho tiempo.
Sí.
Es tiempo de tomar todo eso en las manos y hacerse cargo. Digo: vengo a hacerme cargo de lo que soy, de lo que fui, de lo que quiero.
Es preciso repasar. Reencontrarse. Reparar. Recomponer y recomenzar.
Es preciso andar con la vida en la punta de los dedos, al borde de la sonrisa.
Es necesario tomarse una pausa en la banquina y juntar toda la historia, todita.
Desmenuzarla y echarla a volar. Para crecer.





27 de diciembre de 2013

Insistencia.

insistimos en la siguiente certeza: hay redes de amor que sostienen la vida y la esperanza. abrazos que se han vuelto hermanos. necesarios. tercos y justos. humanos y falibles, hermosos.

hace un tiempo ya, una hermana-amiga-compañera dijo: después del juicio elegí encontrarme todos los días con la vida. ya no más con la muerte
el juicio es un juicio por crímenes de lesa humanidad. 
una reparación histórica
una luz brillante en medio de la memoria 
reparar nuestra historia es volver a elegir la vida, después de tanta muerte
algo tan simple como eso, y tan fundamental.

entonces: insistir en el abrazo y en el amor, siempre. hacer justicia, toditos los días.

hasta la victoria.




Fotos de H.I.J.O.S. Paraná



17 de diciembre de 2013

R.

Ármese de toda sorpresa.
Sorpréndase de todo el amor.

Recupere la risa, el ritmo, la ruta.
Ronque de roto, no por rito. 
Ríase! Ríase! Ríase!
Rompa la red, reconstruya, reviva señor!
Recuerde la rima, los ruidos, el riesgo.
Arda, señor! Arda! Árdase!
Raye el río, corte la racha, rasque pa’dentro.
Rabíese, rebúsquese, recuérdese.
Robe, ría, arda!

Sorpréndase de toda sorpresa.
Ármese de todo el amor.


11 de diciembre de 2013

Sabidurías.

Todavía me sorprende esta memoria mía
que pega coletazos cada tanto
y se resiste a ciertos olvidos.
Aparece en los sueños
o en la inseguridad que me sorprende, a veces
Igual, creo que el cuerpo es sabio. Recuerda ciertas cosas, las vuelve a pasar por el corazón
para saber a qué no se vuelve
y lo que quiero que ande cerca

                  -tu abrazo y tu carcajada, por ejemplo, 
que se chocaron de frente con mi tristeza y la borraron de un plumazo-

Y ando feliz de recordar todo lo que fue
porque no hay nada más hermoso
que lo que es hoy
y lo que vendrá.

Sara Fratini




4 de diciembre de 2013

1, 2, 3.

contar para atrás
3   2   1
todos los cataclismos
el enigma
las sinrazones

y después contar para adelante
1   2   3
todas las sorpresas
el abrazo fresco
las carcajadas

siempre contar hacia adelante
4   5   6
los amores
el sexo
la caricia

se acaba el mundo
o el año,
que es casi lo mismo

                                           -y voy cantando-








27 de noviembre de 2013

Pedacitos II

Junté los pedacitos de esperanza
la cara vieja en el espejo
el mundo flaco y los ojos grises, que había olvidado que cargaba.
Tomó el tiempo necesario que lleva recordar. Recordar en minucioso detalle, abrir el cuero a pura memoria, a puro destajo.
Amarré al abismo el silencio parco
las pocas ganas de andar
algunos retratos que en realidad eran patadas al estómago.

La pena mía, que tiene forma de tango, me cantó al oído: ésta no soy yo.
y es agotador el ejercicio de andar doliendo lo que no fue. y la vida es demasiado breve para gastarla en heridas.

Tomó el tiempo justo que tarda sanar desde adentro, que siempre es un poco más difícil que otras cascaritas.

Junté los pedacitos, uno por uno. Junté los nombres, las caripelas de la desgracia, la intimidad, las charlas, los silencios, algunas frases revolú, los chocolates, la tensión de lo irresuelto, los egoísmos y las solidaridades, los silencios, el final a medias, los abrazos, el camino, un viaje, los silencios.
Ahí están, andando solos.

Yo ya no los llevo más conmigo.


Cálida muerte, de Rebo (http://reboperez.blogspot.com.ar/)


21 de noviembre de 2013

Los otros.

Hay gente a la que la vida le pasa por el costado. Es gente fácil de detectar.
Venga señor, señora, haga conmigo el ejercicio: sitúese en lugar público, cualquiera este sea. Si hay una actividad cultural, mejor. Mire con atención. Ábrase el pecho, señor, señora, y vea. Tienen poco brillo los que lustran poco su propia vida. Tienen nubarrones en los ojos. Una angustia que no pueden comprender. Una clase mierda. Una queja en la punta de la lengua. ¿Vió?

Después están los otros. Ay! Los otros. Los que caminan la vida a puro incendio. Y se enamoran. Uf. ¡Cómo! Se enamoran con los ojos, los abrazos, el sexo, la carcajada, la caricia, el vino compartido, la mesa servida, la música que entumece el corazón. Y las manos que construyen futuro. ¿Cómo no amar a los que brillan? ¿Cómo no querer navegarlos siempre? ¿Cómo no ser en ese tumulto hermoso de los otros? -que son yo, claro, siempre-

Ahí andan, amaneciendo el mundo de fuga en fuga, de beso en beso, de amor en amor. Hasta el fin de los tiempos.

Cine a Mano - Julieta Tabbush, Neuquén.

14 de noviembre de 2013

Sorpréndase.

Sorpréndase -dijo
Y abrió los ojos que en realidad eran la boca. No pidió permiso. Me navegó la garganta, el pecho, los riñones, los muslos, las rodillas, los deditos gordos de cada pie.

Vengo a decirle, señor, que recién lo conozco. Recién. No había mucho antes, y ahora todo es brillante y nuevo [primavera otravez] -dije

Y abrí la boca que en realidad eran los ojos y el abrazo. Hay muchas cosas que todavía no sé decir.  Y vengo de sobrevivir una nostalgia, y alguna que otra lágrima, y un abrazo que ya no es mío.
Pero acá estoy, jodida y radiante*, más lo segundo que lo primero -por suerte-.

Sorpréndase conmigo -eso quiero decir. Venga y sorpréndase conmigo.








* Mario Benedetti, dixit.

13 de noviembre de 2013

Estrépito.

La primavera no nace sino del despojo de todo lo viejo.
Luis Pescetti.

Había un montón de palabras gastadas, inservibles. Una bolsa llena de palabras muertas.
Hay que soltar -dijo. Y de repente la mujer se quedó sin paréntesis.
Y la niña sin paraguas. 

¿Dónde estaba la capa protectora? ¿El umbral mágico? ¿El conejo y la galera?

Hay, todavía, una noche detrás que asoma palabras nuevas.

Es un estrépito esta primavera -dijo. Y pensó que estrépito era una palabra brillante, como la noche que arde y la música hallada, que deja huella




6 de noviembre de 2013

Y nada más.

Qué lindo que es estar en la tierra
Onda Vaga

Pasa que venía salvándome de la vida.
y, como sucede con todo, varias cosas sacudieron los pies
alguien cacheteó la existencia
suspiré abajo del agua algún verso ajeno
bailamos enloquecidos una cumbia bonachona que me hizo llorar
sonaron los tambores
el estómago volcó sincericidios
y yo volqué futuro, decisiones, malabares, puteadas, primaveras, camas

En este rincón de acá,
señalo con el dedo acá, este sitio, el rincón abandonado, la esquina, un bar que no tengo, un árbol que todavía no encontré,
tengo ganas de no-estar.
Y ser [otravez] en el tumulto, en la marea, en el repique de algún tambor, en las victorias, en las plazas, en los vientres.

Pasa que venía salvándome de la vida.
Y ahora todo [todo] está silvándome al oído que sólo tengo una vida. Y nada más.


21 de octubre de 2013

Curiosidades.

Es curioso este tiempo con otros.
Hay momentos en los que creo que vivo en una pausa. En el intersticio de un tiempo robado de algún lado, de alguien, que no es mío, que esta no soy yo, a pesar de que me miro en el espejo y canto alguna canción de esas que encienden el alma y los pies, me escucho la voz. Pero no estoy, ando sin habitar.

Es curioso este tiempo y sus caricias nuevas.
Arder una tarde de primavera cualquiera sin necesidad de respuestas ni tiempos ni calamidades compartidas. Ser en el tumulto, bailando. Arder de intensidades que no duelen y corren como el río. Mirarme en otros ojos, sin necesidad de decir absolutamente nada.

Es curioso verme entera. Un alivio que sucede por intermitencias. En resquicios. Cuando no me doy cuenta.
Planeo seguir así. Ardiendo de curiosas intensidades, a veces sin mí, pero acá adentro, conmigo.

Dibujo de Andrea Lértora





16 de octubre de 2013

Ojalá.

ojalá que te enamores
con los ojos
el cuerpo
la boca
el futuro
los deseos
las manos


y no tengas forma de decirlo.


10 de octubre de 2013

Pedacitos.

[hoy te lloré.
voy llorando partes de vos.
recuerdos.
anécdotas.
almohadas.
esquinas.
hoy lloré un bar al que íbamos.
en otro momento será la plaza.
y así.
te lloro de a pedacitos
que espero sea parte de sacarte de acá adentro.
ya no estoy muy segura de cómo era la forma de tu caricia.
ni la de tus besos.
por suerte.
de a pedacitos, te voy soltando
-y crezco-]

Ilustración de Caru Grossi


30 de septiembre de 2013

Escapar.

escapar en algún tumulto ajeno
en músicas incandecentes
en otra mirada que sepa mirar
y que sepa decir algo, cualquier cosa, pero decir
salirme de este silencio con palabras nuevas
aprender a brillar otra vez
escapar del presente que no es
y quedó en puro deseo
                                  -no soy la ausencia de nadie, ni la sombra, ni el amor-
escapar. escapar. escapar.
tripas corazón.
arremangarse.
y escapar.

22 de septiembre de 2013

Patria sensiblera.

Habito un país que no es el mío, este último tiempo.
En la patria sensiblera estrujo las manos y siento que se me achica el corazón.
Me asusta la palabra amor. Pero la necesito. Tanto la necesito que la nombro diferente.
Tengo miedo de levantarme un día y tener 60 años, y haber amado poco.
Tengo miedo de que este vacío de adentro, que lleva tu nombre por estos días, no se vaya nunca.
Tengo miedo de las sombritas ajenas, la racionalidad extrema, la muerte, convertirme en Penélope, habitar para siempre esta patria.

Más tarde siento abrazos sanadores. Tengo estas redes que sostienen y agrandan la esperanza, mis amigas.
Las trincheras que me dejan llorar océanos, y esperan la vuelta de mí hacia mí misma, sosteniendo las sonrisas, construyendo futuro.

Eso quiero.
Decir gracias y seguir construyendo un futuro lleno de abrazos.


17 de septiembre de 2013

Imperfecciones.

y lo que también está al alcance de la mano
es todo esto que está adentro
y no se explica
se hace imperfectamente
y es un alivio poder decir y nombrar y escuchar y abrazar
                                                 a pesar de tantas cosas


La mafia del agua - Andrea Lértora



14 de septiembre de 2013

Finales.

Siempre creí que los finales tenían un trasfondo de culpitas de cada cual y de cada quien.
Algo se hizo mal, alguien lo hizo mal.
Pero resulta que no.
Pasa que no hay ganas de construir con el otro. O se acaba el amor. O nunca lo hubo. O alguien se cansa. O todo se detuvo. O tantas cosas más.
Resulta que los finales están ahí, al alcance de la mano, para ser nombrados en toda su estruendosa realidad.
Y duele como la putamadre saber que ya es tiempo de llamar a las cosas por su nombre.

9 de septiembre de 2013

Imposibles.

no pido
          -ni quiero-
cosas imposibles
soy feliz con los lapachos a pleno florecer
y con los momentos para cantar
y los otros para llorar
y los otros para construir

no quiero imposibles
              -no podría sostenerlos-
soy feliz con la primavera recién parida
y el vientito caliente en la cara
y los otros que están ahí, estando

sólo me falta ser feliz con la certeza de un abrazo que me sepa nombrar.
                                           

5 de septiembre de 2013

Futuro.

Quiero escribir poemas de futuro
y que no falte tu carcajada ahí, espero.
Quiero decirte mirá, amor, se pasa la vida así, rapidito, de indecisión en indecisión. De inseguridad en inseguridad.
Hay que encontrar una pasión y dejar que nos arrolle, o algo parecido dijo Bukowski, al que seguro le salió más oscuro y no tan lindo.
Yo quiero decir que a veces me aburro. Otras me enfrasco. Y otras, muchas, miro para arriba y sé que todo tiene un tiempo y una solución. Todo todito. Lloro a mares también. Y vuelvo conmigo, siempre vuelvo conmigo, porque, mal que mal, me gusto.
Quiero decirte que estoy acá, amor, un tiempo nomás, de paso, como todos. Y sé que no es suficiente. Ya no. Ya no. Y eso es lo que más duele.
Quiero escribir poemas con futuro
y ojalá esté tu risa ahí, llenando ese espacio.

29 de agosto de 2013

Últimamente.

Últimamente no entiendo algunos silencios.
Ni las oscuridades ajenas. Ni las palabras que están demás.
Sólo sé que hay momentos donde se hace lo que se puede. Y otros momentos donde se es feliz.
Y de los primeros hay bastantes.

-quiero cantarte y que te rías, 
abrazarte el silencio tonto, 
llenarte de besos-

Últimamente dudo que sobre el tiempo. 
Y quiero alguna certeza. 
Algún indicio que diga que no nos vamos a morir mañana. Pero, claro, no hay nada de eso por ningún lado.
Más tarde me voy a reconciliar con la casualidad, lo eventual de la vida, sus complicaciones, sus hermosuras. Estoy cansada, hoy.

-quiero dormir en tu abrazo, 
que me espantes los males y los miedos, 
y que te extraño, te digo, hoy-

Últimamente me sorprende una necesidad desconocida. 
Contemplo este corazón, que pulsa desbocado algunas veces, y no lo entiendo. 
Hoy quiero darle pausa. Acariciarlo despacio, sanarlo de velocidades innecesarias. 

-quiero que estés sintiéndome,
porque te extraño, te digo, hoy- 

14 de agosto de 2013

Nora.

Cuando estoy por dormir, en ese umbral extraño entre la conciencia y el limbo, Nora me mira con sus hermosos faroles verdes. Me sonríe con una sonrisa que me abraza el alma. Y después me da la mano. Siempre me da la mano. Nora habita mis sueños desde hace casi diez años. La llevo en mi dedo índice, todos los días, en agradecimiento por su compañía, aunque no esté acá. Pienso que la Cruz del Sur, allá arriba, está habitada por los ojos de Nora. Los verdes ojos de la mujer más bella que conocí. Y que hoy extraño, infinitamente.



3 de agosto de 2013

Nudos.


No sé qué será de nosotros. A mí todavía me arden tus ojos cuando me dijeron te quiero la otra noche y me dejaron muda de amor; de palabras no, porque ante los nervios hablo y hablo y hablo. Todavía me arde el abrazo que dejaste enredado en la cama, y las ganas de hacernos nuditos los domingos y que no existan los relojes alarmas que atropellan el amor con la rutina. Tengo esta memoria gigante de la noche, toda la noche, que fue otro país entre tu cuerpo, cuando nos habitamos entre risas y sexo y vino y chocolates. Aún siento tu vocecita, fresca, anunciándome al oído la mañana nueva que se asomaba a la ventana. Es de noche todavía, te dije. Y pusiste la pava al fuego y me abrazaste con el cuerpo y la boca y esos ojos que me dejan temblando. Sí, dijiste, es de noche. Y bajamos, después, escalón por escalón, hasta el viento del lunes, a patear las horitas, vestidos y desanudados.



1 de agosto de 2013

Mujeres.

Tengo esta genealogía llena de mujeres hermosas. Me han hecho ellas, las mujeres del mundo. 
Han lavado mis manos, mi cara. Me han llenado de caricias y besos. Me han abrazado inmensamente, hasta el fondo del alma.
Soy gracias al amor de mi madre y mis abuelas.
Ellas son el principio de mi camino. Ellas, mi árbol. Y la paciencia del aquelarre que me nombra parte de una trama que cuenta historias de hijos y de tiempos que ya no son y de hombres que fueron. En esas esquinas en las que crezco, llenas de mujeres, hallo a los hombres que amo. 
Los hombres de este tiempo, que crecen conmigo. Mis hermanos y amigos. Y mis amores hermosos.


S/T - Andrea Lértora


Feliz día, Pacha.

21 de julio de 2013

Poesía de café.

Puedo estar triste, claro. Y también tener unas ganas voraces de hacer el amor.
Miro mi talón izquierdo, que no es de Aquiles, sino de Natalia.
Pienso que no quiero hacer poesía de café. Ni parir hijos que no quiera tener. Ni ser agnóstica por las dudas, si dios no existe.
A veces quiero salir en pelotas y burlarme de los corpiños.
Hacer poesía así, con el pechito desnudo y unos kilos demás.
Cagarme de risa, mucho. Caminar la vida a carcajada limpia.
Estar un poco loca, también. Desnudamente cuerda y sanamente loca. Ser feliz.

Estrepitosamente feliz, contra todos los pronósticos.

20 de julio de 2013

Tipos.

Soy de esas privilegiadas que tienen amigos. Y no pocos. Y de todos los tipos.
Los de sangre. Los de siempre. Los de "de vez en cuando". Los de "cada muerte de obispo".
Los confidentes. Los loquitos. Los sanos. Los coherentes. Los amorosos. Los racionales.
Los abrazadores. Los militantes. Los ni fu ni fa. Los humoristas. Los besuqueiros. Los fiesteros. Los literatos. Lor ordenados. Los profesores. Los kilomberos. Los organizadores. Los colgados. Los fumados. Los sinceros.
Los hermanos y hermanas que elegí. Y que esta vida hermosa me fue poniendo en el camino.
Más allá del marketing y de la cosa construida para que compremos, celebro que andemos festejando la amistad: uno de los pocos amores que elegimos por nosotros mismos.
Que siempre haya amistad, les deseo, de la sincera, la profunda, la incorruptible. Y que siempre haya un abrazo cerca, para celebrarla.

¡Feliz Día!


6 de julio de 2013

Eso.

Pienso que esas miradas que él me da son, efectivamente, para mí.
Y las palabras que dice también son para mí.
Y algunos silencios.
Y las caricias.
Y el abrazo profundo, hermoso.



Algo tan ensordecedor como eso

19 de junio de 2013

27.

Veintisiete años les cumplo hoy. Edad impar en año impar. No sé si tiene importancia, pero me gusta que así sea. Como me gusta que haya gentes hermosas cerca, abrazándome.
Hoy tengo veintisiete. No es que sea una gran novedad, pero es la mía. Dos personas se embarazaron de mí  nueve meses antes de un día como hoy, hace veintisiete otoños, y la verdad se los agradezco, porque me gusta mucho ser yo. Sí, ando con el ego hinchadito, hasta me doy cuenta y todo. Pero hoy tengo licencia para eso, no?
Y además crecí. Y sané. Y soy feliz, contra todos los pronósticos.
Quedan cosas por hacer, tantas. Toda una vida enterita tendida a los pies.
Y sin embargo, tengo esta memoria de hace muchos años.
Ya le puedo decir a algún amigo: "hace más de una década que nos conocemos". Sí, suena a vejez. Pero a mi me gusta.
Tengo la sensación de que acumulé pliegues en la piel, memorias, arruguitas, cicatrices, personas, amores, rollos, miopías y un libro mío –todo mío-.
Sé que ya no me cuestan tanto algunas cosas. Aprendí a nombrar. A soltar. A caminar pausadito.
Sé que ya no soy una adolescente –costó comprenderlo, costó-. Un signo de madurez, supongo.
Sé que no quiero “aspirar a una vida mejor”. Me cago en los que te enchufan recetas para la “vida ideal, el progreso, el perrito, los hijitos”. Dejame nomás con esta vida mía, estrepitosa, a veces poco saludable, frenética, tranquila, falible y hermosísima. La que me hago pasito a paso. Y la que me descubre puta o monja, según el clima, pero nunca, jamás, señora de.
Sé que el mundo no es tan grande, tampoco. Encontré rincones que adoro.
Sé que amar no es tan difícil ni traumático ni complicado como suponía.
Sé que vivir sola es la mejor decisión que tomé en mucho tiempo. Mi casita es mi cueva y mi mundo. El espacio que construyo adentro, y afuera.
Veintisiete es el número de la celebración. Ya pasé el tiempo en el que tenía la misma cantidad de años que de dedos. Eso es algo importante. Y no me había dado cuenta de ese detalle hasta ahora. Mirá qué loco, tengo más años que dedos. Supongo que los veintisiete también llegan con una cantidad incontable de reflexiones pelotudas.
Sobreviví al apocalipsis preanunciado, a los agoreros de caca permanente, a los aconsejadores compulsivos, a momentos de mierda, a los señaladores de defectos, a tipitos que no me quisieron, a la santísima facultad, a dios, a cuatro o cinco trabajos, a la familia unita.
No sé cómo soy, esa es la pura verdad. Y es lo que más me gusta de cumplir años.
Que cambio. Y me contradigo. Y crezco, claro.
Sí sé que me encontré varias veces conmigo. Y eso bien vale la pena celebrarlo. 
Veintisiete otoños les cumplo hoy. Bienvenidos sean.

Brunancio




7 de junio de 2013

Sanar II.

Acá adentro hay cosas podridas, que ya no pueden ser más. Y abrir las ventanas ya no es suficiente.
Hay que tirar la basura de adentro. Juntarla, todita, desmenuzarla, clasificarla. Y arrojarla al río. 
Lagrimear un poco por eso que fue y ya no es más.
Que la pena recorra el cuerpo, un rato.
Que las basuritas se hagan camalote y después, más adelante, espuma de mar.
Yo me quiero quedar con el espacio vacío, lleno de nada, clarito como el agua, purificador.
Escuchar el silencio de ese espacio mío, ver correr la soledad del momento.
Y esperar que llegue lo que sea que tenga que llegar.


El comienzo, de Virginia Palomeque.


2 de junio de 2013

Interrupciones.


No me interrumpas ahora


                                                                       te estoy diciendo que te quiero



¿escuchás?



27 de mayo de 2013

25.

El otro día cantamos. Un pueblo todojunto cantando. Y bailando. Y siendo feliz, en la primera plaza del país. Desde hace diez años, somos felices ahí. Nadie nos caga a palos. Nadie nos echa. Tenemos el privilegio de vivir en este país, que hace fiesta en sus plazas y se llena de pueblo y de un amor enorme, abrazador, hermoso.
Decíamos hace dos noches: pocas veces vamos a poder decir que bailamos canciones de Charly o de Fito en la Plaza de Mayo. Cuánta felicidad. Qué ganas de abrazar inmensamente a la compañera Presidenta, y decirle todo lo que la queremos, la admiramos. Por suerte, lo sabe. Lo sabe perfectamente.
El amor al pueblo, del pueblo. Es eso.
¿Dónde estaban los que piden palos? ¿Los que se llenan la boca de odio y escupen: “acá ya no se puede vivir”? Qué tristes deben ser esas vidas, que no pueden sentir este amor con el pueblo, tan distinto, tan hermosamente único y diferente a todos los otros amores.
Fue una fiesta el 25. Un carnaval hermoso, repleto de abrazos con compañeros y compañeras desconocidos, pero que sienten el mismo amor con el pueblo, y porque era el día de la Patria, y a la Patria se la celebra y se la festeja y se le grita ¡Viva la Patria! en todo momento, para acariciarla. Y también, porque hace diez años el Flaco, ese compañero gigante, entró a jurar su mandato presidencial para cambiar el rumbo de nuestra historia. Sin dejar afuera de la Casa de la Patria sus convicciones e ideales. Así dijo. Y así fue.
Setecientas mil personas bailando, siendo felices, juntas y en paz, podemos dar fe de eso diez años después.






17 de mayo de 2013

Bondades.

S/T
Lo bueno es este cielo, de noche. La copa de vino. El vientito fresco de otoño, que asoma tímido a la ventana. Buenos son esos abrazos que empezaron hace tantos años, y aún hoy, quedan. Las amigashermanas y los amigoshermanos que calientan el corazón y ponen el oído para la catarsis y están estando, perdurando, queriendo(nos).
Lo hermoso es la nocturnidad de tus ojos profundos que miran. Y me ven, inexplicablemente, como si entendieran que todo es nuevo y asombroso y tengo miedo. Lo hermoso es que pueda quererte así, sin necesidad de decir tanto y hacer más.
Qué bueno tu abrazo y el mío, fundidos.
Qué bueno este tiempo, voraz y hermoso, que nos permite crecer con algunas palabras, con encuentros, bocas que salvan, sonrisas, abrazos, ojos que ven, silencios.
Esta pena, una cosa buena. Y la felicidad, también. Encuentro mis rincones ahí. Todas las máscaras que fui. Los espejos rotos que no supieron devolverme la mirada. Ahí están, las puedo contar, todas las veces que me quedé callada, que no supe nombrar/contestar/llamar. Y salí corriendo, muerta de miedo. Ojalá el tiempo me redima por lo que no pude decir. Lo bueno es que ahora todo resuena a viva voz, con la garganta fresca y nueva, por fin.
Qué cosa buena la palabra. Y nosotros, siendo(nos)

9 de mayo de 2013

Extrañeza II.

Te extraño, hoy. Quizás, andamos a destiempo por estos días.
Yo, por ejemplo, esta noche me voy a dejar invadir por unas tristezas, extrañas, que no son mías. Unas negruras ajenas que merodean en los bordes de las ventanas.
Esta noche las voy a dejar pasar. Que entren, que habiten, que hagan ronda alrededor del cuerpo.
Mañana las exhalo. Las exilio. Las sano. Mañana se van a ir con el primer rayito de sol.
Hoy, además, te extraño. Con las manos y los ojos, te extraño. Quizás, andamos desencontrados, caminando en esquinas que no son las nuestras, a destiempo, destemplados.
Por suerte, siempre puede ser tiempo de reencuentro.
Te espero, entonces, a la vera de un buen vino cualquiera de estos días, compañero.

7 de mayo de 2013

Sanar.


Cada vez estoy más convencida de que todo tiene que ver con el amor. Curarse también. Sanarse del tiempo, implacable, que dejó un montón de tajos abiertos. 
Curarse de la culpa, la maldita culpa. Curarse del decir cuando no hay necesidad de decir nada.
Sanarse de todas las ausencias. De los nombres que nos hacen mierda.
Es hora de arriesgarse hermosamente, emprender el camino, sanar con amor, vivir esta vida, viaje infinito. Y aprender a decir lo nunca antes dicho. 

And in that moment, I swear, we were infinite  -The perks of being a wallflower-




29 de abril de 2013

Salado II.


Hace algunos días un amigo con el que solía convivir me devolvió unas fotos familiares que se traspapelaron en la mudanza. En una de esas fotos estoy, pequeñísima, con mi perra La Negra. Mi abuela paterna Nilia, la Chiche, que hacía la comida más exquisita que jamás voy a volver a probar, era la dueña de esa foto. La tenía en su casita del barrio Pompeya, al norte bien norte de Santa Fe. La abuela no tenía muchas fotos, sólo las importantes. Las de su casamiento, las de su mamá -mi bisabuela Aurelia, o Chocha, para la familia-, las de su papá -el bisabuelo Numa-, las de su único hijo cuando era chiquito y orejón –mi viejo, que sigue siendo ambas cosas-. Y las fotos de sus nietos. De esas tenía varias. Mi mamá le había regalado bastantes, para que la abuela no se quedara sin fotos nuestras.
Hace diez años la abuela se inundó. No llegó el Salado a su casa, pero sí el agua de lluvia, que tapó las calles, las veredas, entró en las casas y se quedó por varios días.
Apenas pudimos, sacamos a la abuela de ahí, hasta que bajara el agua. Estábamos lejos. Me acuerdo de la sensación de no poder salir de casa, de no poder ir a verla. Un dolor intenso y nuevo, que no conocía. Lo mismo con la Claudi, la mujer que nos cuidó (nos cuida) desde que me acuerdo. Ella estaba en Barranquitas. El Salado le llevó todo, todo. Hasta un tapial, creo, y muchas de sus mascotas. Lo mismo con mi viejo, en Barrio Alfonso. Ahí sí que llegó el Salado y ¡cómo! Azotó la casa y tuvieron que bajar del techo a mi hermanito de meses en un bolso de viaje hasta la canoa que los sacó de ahí, de la mierda marrón 

–¡¡Cuidado que en el bolso está mi hijo!!- gritó Alejandra, la esposa de mi papá. 

Hoy es una anécdota familiar. Lo mismo mis tíos y primos. A Centenario llegó el Salado y rompió el techo de la casa, el gato se fugó para siempre, y la mugre quedó por días y días y días. Mis tíos, que son sordomudos, se despertaron sorprendidos por el agua en medio de la noche. No imagino el miedo, no puedo.
Lo más terrible fueron las fotos. Después de los llantos, de los abrazos, de agradecer por estar vivos, de putear hasta quedarnos sin aliento, de gritar, de patalear, de marchar, de limpiar la mierda, de putear, putear y putear, lo que faltaba eran las fotos. No quedaban fotos de mis primos cuando eran chiquitos. Se perdieron fotos de mi hermanito Fabrizio, recién nacido. Varias de mi papá cuando era chico. Algunas de mis hermanos y yo.
Meses después, ese mismo año, perdí mis amígdalas, mi virginidad, mi novio. Y la perdí a mi abuela Nora, la abuela materna de los hermosos faroles verdes. Ella no se inundó, su hijo sí –mi tío-. Y eso la carcomió. El Salado la mató, sin dudas.
Ahora, diez años después, pienso que no pasó el tiempo. Que fue ayer. Ayer estaba en quinto año de la secundaria, despertándome de la siesta, sorprendida por la violencia de lo que se podría haber evitado. Son diez años condensados en un cúmulo de memorias que pueden contarse con los dedos de la mano. Y la memoria más feroz y más terrible es la de ese 2003. La del Salado. Es curioso que ahora viva en una ciudad donde el río me significa cosas tan diferentes, tan cercanas a la hermosura. Y hace algunos días mi amigo me dio esa foto en que estoy en el patio de una de las casas en las que viví cuando era chica con mi perra La Negra. Una foto manchada por el agua. Una foto rescatada. Traída del olvido a este presente, diez años después de que se nos metió el Salado adentro y nos tapó la boca.




25 de abril de 2013

Salado I.

Dormía la siesta. Hubo algunos gritos. De repente estaba metida hasta la cintura en la mugre del río desbarrancado, de todo el río que se había metido en mi ciudad, en mi barrio, en la casa de mi viejo, de mi tío, de mi abuela, de varios amigos.
Agua de mierda, pensé. Agua marrón, agua de mierda, llena de mierda y de bichos. Asqueroso criadero de bichos. Repugnante inmundicia marrón.
Después conseguir pan. Y velas. Y cagarse a puteadas con el almacenero y el supermercadista y la señora de la rotisería que remarcaban los precios en medio del kilombo y la tristeza y la muerte. Y pasar la primera noche. Jamás tuve tanto miedo. Me acuerdo de abrazar a mis hermanos. Abrir los ojos como nunca y abrazarlos.
Tiros.
Gritos.
Agua.
Tres o cuatro días así. Con los ovarios en la boca. Viviendo de la radio. LT10 y LT9 eran la comunicación con el mundo, con ese afuera que parecía tan lejos. Tuvimos un poco de hambre. Mucho sueño. La pasábamos subiendo las cosas a ladrillos o al primer piso o donde se pudiera. Me acuerdo de mi vieja rescatando la cristalería familiar heredada desde hacía años y años, diciendo -Si nos inundamos y nos quedamos sin nada, vendemos las copas. Las vendemos y a la mierda- . 
Volaban los helicópteros, todo el día y toda la noche. Volaban tiros en el barrio. Cada noche, sonaba el estruendo de las bombas detonando la base del río, para que baje. Una, dos, tres, cuatro, cinco bombas conté. Me acuerdo de los vidrios de mi casa a punto de colapsar y las paredes retumbando, flojas.

Un miércoles salió el sol. Era un hermoso miércoles. No llovía. Ni nubes había. Ahora, a buscar a los que perdimos. De los que no sabíamos nada. El río se nos metió adentro. Teníamos que nombrar. Llamar. Buscar. Había tanta gente en las calles. Durmiendo en Avenida Freyre. Sin nada. Gente sola, solísima y triste.

Abrazar, abrazar, abrazar. Se convirtió en cotidiano, en necesario. Y después, en costumbre, claro. Si no te veo más, acá está mi abrazo. Y si te veo siempre, te abrazo porque necesito decirte que te quiero o que gracias o qué suerte que estás.
Ayudar, como se pudiera.
Limpiar la mierda.
Servir comida.
Juntar ropa.
Barrer.
Sentir este odio tan profundo por los hijosdeputa que dejaron entrar el río en mi ciudad y mataron tanta gente y se cagaron en la vida.
Las crucecitas en la plaza son nuestros muertos. Pero también son las casas perdidas. Las fotos de los hijos. Los muebles. Los útiles de la escuela. Los libros.
Los hijosdeputa siguen sueltos. Reutemann. Balbarrey. Todas esas lacras. Tarde o temprano la justicia los va a condenar, como corresponde.
Mientras tanto, hubo que armar de nuevo.
Revolver la mugre. Tirar. Construir.
Volver al primer miércoles de sol, después de la mugre marrón.
Todavía hoy, diez años después.


Foto de Periódico Pausa



23 de abril de 2013

Respiro.

Darle aire al tiempo
para que la boca no se canse
de barajar rutinas y ciclos 
que no busca, la pobre.

Darle aire.
Un respiro a los ojos
para renovar las alas y el deseo

Al fin y al cabo
todo
necesita respirar.

...azul es tu soledad, ámbar es la bruma de tu alma... - Flaco Spinetta - Bahía Final
Dibujo: Gabi Rubi

20 de abril de 2013

Habana.


Muero de ganas de escribir poemas en La Habana. E inventar un mundo de palabras y guerrilla. 
Quiero ser una novia del Che, cualquier novia del Che, en Santa Clara, ardiendo de amor y revolución.
Hacerle muchos hijos que se llamen Ernestos y Fideles y Emilianos. 
Y gritar Hasta la Victoria inclusive cuando voy a comprar el pan. 
Quiero llevar una carabina capaz de asesinar antipatrias cipayos gorilas.
Y sin embargo, escribir poemas de amor en La Habana. 
Amanecer con el calor caribeño del mundo a medio hacer, lleno de compañeros.




"Vienes quemando la brisa, con soles de primavera, para plantar la bandera con la luz de tu sonrisa".



12 de abril de 2013

Crecer.

El Principito - Antoine de Saint-Exupéry

Creo que la gente crece para adelante.
Lo de arriba y abajo es una mentira inventada por este mundo consumista y bipolar que ve altos y petisos, blancos y negros, pobres y ricos.
Crecemos como podemos. Caminando. Hacia adelante. Dar pasos en falso y retroceder, es inevitable. Crecer cuesta un montón de vida y duele. Y es hermoso y contradictorio, como todo lo que vale la pena.
La mayoría de las veces, por suerte, hay gente que nos da la mano. O que nos la suelta cuando ya es necesario. Vamos aprendiendo así, accidentadamente, que estamos hechos de sueños y errores, estrellas, paradojas, ventanas y papeles. Cuesta no perder la capacidad de asombro, las ganas de cambiar el mundo, mirar todo como si fuera la primera vez, con ojos de niño. Crecer para adelante sabiendo mirar para arriba, con las ganas intactas de aprender a volar, porque lo imposible sólo está en nuestra cabeza.
Caminar con ganas, como nos sale, con amor, con abrazos, es la mejor manera que conozco de ser feliz.

8 de abril de 2013

quiero III


te mido la boca, los rincones, el abrazo estremecedor.
quiero nadar en tus ojos todas las noches.
-todas las noches-
te quiero amanecer.
salir con gusto a vos a la mañana.
encontrarte, de repente, impregnado en mi ropa, en el viento, los ojos
te llevaría con gusto.

esas pequeñeces confirmarían que estás siendo conmigo


"El beso", de Gustav Klimt (en un muro de Siria)

4 de abril de 2013

Pena.

Sonó un ruido seco. En algún lado estaba rompiendo algo, o varias cosas, que habían permanecido intactas por muchos años -duele como la putamadre-. Volvió a sonar. Algo así como una rama que se parte o las hojitas que pisamos al caminar -porque mis felicidades más lindas y mis tristezas más terribles, siempre tienen que ver con el otoño-. Es increíble que ya haya llegado abril. Este abril que siempre es muchos abriles. Un solo abril a mil, que me asesina me grita me estremece, pero me arde, me libera.
Silbé un tanguito por lo bajo. Lo sigo haciendo, ahora mismo. Pienso que el tango embellece la pena, cuando ya se la puede nombrar. Y pienso que todo puede ser un poco más bello, incluida la pena ésta, que me invade a veces. Si la música hace todo más lindo, la tristeza también debe tener sus compases. Yo pienso que esta pena mía, la del ruido seco que suena acá adentro, es un dos por cuatro. Y escucho postales del alma allá a lo lejos, y pienso qué hermoso que estos tipos hayan escrito esta música en el país que habito, y me alimenten el alma así, de esta manera tan crucial y necesaria.
En fin, la pena. El ruido seco. Tengo que invitarlos a pasar, de una buena vez por todas. Sí. 
Que lloren conmigo estas cosas que no digo, y ya no quiero no decir. 
Que vengan acá al lado mío, para empezar a nombrar.




Silbé las letras y a mi guitarra
el encordado se le enlutó.
Hoy canto algunas cantando aquellas
Canto por nadie, canto por vos.
Postales mías del alma viva
fotografiando lo que yo soy.
Letra: Adrián Abonizio


28 de marzo de 2013

Hueco.

[ahí mismo
en el hueco de tu abrazo
quepo entera y sin tapujos
-soy yo, increíblemente-
te suelto los besos que guardo, las palabras, los ojos, las manos
somos
dos fugitivos que se hallan
debajo de la luna, a la vera de un vino
-cosa extraña si las hay-]


24 de marzo de 2013

Tacho.

Reparar. Desdramatizar. Romper la palabra “seriedad”. Tirar cosas a la basura. Llenar el tacho de suciedades, traumitas, corazones rotos, frustraciones, zapatos viejos, carteras que no voy a arreglar, bombachas feas, apuntes que no quiero ver más, puntos suspensivos, manos que ya no voy a tocar, hijos de puta, algunas miradas que nunca fueron mías. Salir al sol. Volver. Que el viento de otoño nos funde. Abrazarnos inmensamente. Para siempre.
Barajar y dar de nuevo, que le dicen.

14 de marzo de 2013

Desafíos.

Él tiene sus desafíos.
Yo los míos.
El beso de la mañana dice suerte, nos vemos pronto. Y también dice palabras que no decimos, todavía.
A la noche, cuando nos abrazamos, es otra cosa. 

Estamos vivos. Hoy, aquí, ahora.
Hermosamente vivos para abrazarnos y enredarnos 
después de los días nublados
el tumulto
los desafíos.

-Ahí está un poco de la dosis de felicidad que transporto por estos días-


"La maman et la putain", película de Jean Eustache (1973)




9 de marzo de 2013

Ya.

Me duele la panza. No es un dolor común y corriente igual. Estoy nerviosa.
Me pica el pecho. Pero no de angustia. Es una mezcla extraña entre angustia y curiosidad.
Tengo ganas de nacerme de nuevo.
Es tiempo ya.

6 de marzo de 2013

Comandante.


Lo hermoso es que estos tipos que han muerto por nosotros son nuestros. Hermoso y terrible, claro, pero hermoso. Y con nuestros muertos no se jode, porque aquí no se rinde nadie. La Patria Grande va a andar renga por estos días. Estamos tristes. Pica una pena profunda en el pecho. Una pena con la misma forma que cuando perdimos al Flaco. 
¿Qué será que tiene esta Latinoamérica nuestra que hace que den la vida por ella?

Dijeron que no había que llorarlo al Comandante. Pero la verdad, es inevitable. Vamos a extrañarlo por peleón, por negro lindo, por simpático, por líder, por imprescindible. Ayer, hoy, mañana, pasado, nos va a doler el cuerpo porque tenemos que procesar la pena y comprenderlo en toda su magnitud: se nos murió Chávez. 
El mismo que mandó a la mierda el ALCA, y a Bush, y al Rey de España. El que se abrazaba inmensamente con el Flaco y con Cristina, y se cagaba de risa de los miserables, porque sabía que la historia los va a juzgar, en algún momento. Construir el Socialismo del Siglo XXI era su misión y su vida. Se le notaba en los ojos, lo veía en sus abrazos, en sus manos, en su inmensa capacidad para decir "los amo" con acciones (me late fuerte el corazón y me arden los ojos por esta pena enorme que lleva el nombre del Comandante).

Nos queda eso. La inmensidad del hombre que reinventó la Patria Grande. Y dijo las cosas que había que decir en el momento en el que había que decirlas. Llorarlo es ahora. Mañana será tiempo de seguir construyendo nuestra Latinoamérica democrática, unida y revolucionaria.

Por suerte, sabemos que habrá callecitas nuevas con los nombres de nuestros muertos, que bien vivos están. Escuelas. Hospitales. Habrá niños recién nacidos con sus nombres. No por el olvido, porque el pueblo no olvida nunca a sus líderes y menos a sus sueños, sino para molestar desde ahora y para siempre a todos los que celebran la muerte y se jactan de ser civilizados, a los miserables, a los hipócritas y a los hijosdeputa.

Somos muy privilegiados. La historia de que en nuestra América hubo un Chávez y un Fidel y un Néstor no nos la contó nadie… la estamos viendo con nuestros propios ojos, la vivimos intempestivamente, con amor, cada uno en su lugar, convencidos de que este es el camino. Y de que si en Venezuela no hay una Revolución socialista, yo no entiendo qué carajo significan esas palabras. Habrá, entonces, que ponerse a la altura de las circunstancias.

El Comandante, ahorita, debe andar gritando "exprópielo" en el cielo de los libertadores. Sé, con el cuerpo, con esta angustia que es mía y de millones, que no se va a apagar nunca la llama chavista (algún día, me fundiré en un abrazo fraterno y profundo con el pueblo venezolano, mientras tanto sólo tengo estas palabras).

¡Viva Chávez!
¡Viva Venezuela!
¡Viva la Revolución bolivariana!


5 de marzo de 2013

Seis.

tengo seis corazones
doce manos y sus doce pies
la ternura que brota a borbotones
en este viaje sin fin que es nuestra vida compartida

les debo mi espontaneidad
las carcajadas más grandes
los llantos catastróficos
los halagos sentidos
los moretones gigantes
las puteadas bien puestas
los enojos terribles
los mejores juegos del mundo
los besos más lindos que tuve en mi vida
                                              -y que tendré-
todo el amor que me cabe en el cuerpo


tengo seis abrazos
                       -tan increíblemente llenadores,
                        tan inmensamente míos y yo misma-

y la certeza, hermosamente atronadora, de que yo no sería yo sin ellos.
y que les daría la vida sin pensarlo dos veces.


Felíz día a mis hermosos y hermosas!

19 de febrero de 2013

Primerísima.

Nada nuevo bajo el sol, dicen.
Y yo veo el mundo siendo una lluvia, anunciando el otoño por venir.
Peatones apurados. 
Los huecos viejos, cada vez más huecos, cada vez más viejos.
Las sinceridades necesarias, sucediendo.
Y estas ganas de cambiar de adentro para afuera
nacer
nombrándome yo
por primerísima vez.




6 de febrero de 2013

Macana.

[¿viste cuando acecha la tristeza, sin razón aparente?
emerge desde las comisuras de la boca. chorrea en los ojos sin brillo. en las pocas ganas de reir.
así estamos.
aceptando algunos irrefrenables finales
entendiendo que habrá que afrontar, otra vez, comienzos
qué macana.
o mejor: qué pocas ganas.]

28 de enero de 2013

Hallazgo.

si durara la piel
estiraría el cansancio
las ganas de nacer
las ausencias éstas, que sobran,
yo misma.
me estiraría hasta hacerme carne en algún olvido.
en el infierno del olvido de otro
hasta estrujar las manos, el hartazgo, las caricias

hallarme de mi. ovillarme de mi. orillarme.
vaciar la soledad que acecha a los pies de la cama.
soplar esta presencia tenebrosa de otra boca
ser la dolorosa ausencia de alguien, quiero.
no la mía. ya no más la mía.

"Abandonos", de Gabi Rubi.

24 de enero de 2013

quiero II




[quiero verte
besarte
trepar a tus sueños
y dormirme
hacerte felíz de abrazos tibios
hacernos el amor de a ratos, hermosamente
nombrarte con tu nombre y con el mío
confundirlos
saberte conmigo
revolverte el pelo, besarte las manos
amanecernos en un nudo
y desenredarnos para anudarnos de nuevo
porque ¿sabés?
 no sé que viene después
y hoy, ay!, hoy quiero verte, besarte, decirte estas cosas
hacerte el amor]

22 de enero de 2013

Ganas.


A mi sí que me gustan tus piernas mecerse
como si fueran olas
Por lo que se ve
me gustó tu mar y tu canoa. 


Ando ganas de encontrarte
de una buena vez por todas.
El invierno largo se fue
y ya cambiaron las modas.
Llora, llora, lloran mis penas de amor 





Tema: Los Piojos
Versión: Perota Chingó