27 de mayo de 2013

25.

El otro día cantamos. Un pueblo todojunto cantando. Y bailando. Y siendo feliz, en la primera plaza del país. Desde hace diez años, somos felices ahí. Nadie nos caga a palos. Nadie nos echa. Tenemos el privilegio de vivir en este país, que hace fiesta en sus plazas y se llena de pueblo y de un amor enorme, abrazador, hermoso.
Decíamos hace dos noches: pocas veces vamos a poder decir que bailamos canciones de Charly o de Fito en la Plaza de Mayo. Cuánta felicidad. Qué ganas de abrazar inmensamente a la compañera Presidenta, y decirle todo lo que la queremos, la admiramos. Por suerte, lo sabe. Lo sabe perfectamente.
El amor al pueblo, del pueblo. Es eso.
¿Dónde estaban los que piden palos? ¿Los que se llenan la boca de odio y escupen: “acá ya no se puede vivir”? Qué tristes deben ser esas vidas, que no pueden sentir este amor con el pueblo, tan distinto, tan hermosamente único y diferente a todos los otros amores.
Fue una fiesta el 25. Un carnaval hermoso, repleto de abrazos con compañeros y compañeras desconocidos, pero que sienten el mismo amor con el pueblo, y porque era el día de la Patria, y a la Patria se la celebra y se la festeja y se le grita ¡Viva la Patria! en todo momento, para acariciarla. Y también, porque hace diez años el Flaco, ese compañero gigante, entró a jurar su mandato presidencial para cambiar el rumbo de nuestra historia. Sin dejar afuera de la Casa de la Patria sus convicciones e ideales. Así dijo. Y así fue.
Setecientas mil personas bailando, siendo felices, juntas y en paz, podemos dar fe de eso diez años después.






17 de mayo de 2013

Bondades.

S/T
Lo bueno es este cielo, de noche. La copa de vino. El vientito fresco de otoño, que asoma tímido a la ventana. Buenos son esos abrazos que empezaron hace tantos años, y aún hoy, quedan. Las amigashermanas y los amigoshermanos que calientan el corazón y ponen el oído para la catarsis y están estando, perdurando, queriendo(nos).
Lo hermoso es la nocturnidad de tus ojos profundos que miran. Y me ven, inexplicablemente, como si entendieran que todo es nuevo y asombroso y tengo miedo. Lo hermoso es que pueda quererte así, sin necesidad de decir tanto y hacer más.
Qué bueno tu abrazo y el mío, fundidos.
Qué bueno este tiempo, voraz y hermoso, que nos permite crecer con algunas palabras, con encuentros, bocas que salvan, sonrisas, abrazos, ojos que ven, silencios.
Esta pena, una cosa buena. Y la felicidad, también. Encuentro mis rincones ahí. Todas las máscaras que fui. Los espejos rotos que no supieron devolverme la mirada. Ahí están, las puedo contar, todas las veces que me quedé callada, que no supe nombrar/contestar/llamar. Y salí corriendo, muerta de miedo. Ojalá el tiempo me redima por lo que no pude decir. Lo bueno es que ahora todo resuena a viva voz, con la garganta fresca y nueva, por fin.
Qué cosa buena la palabra. Y nosotros, siendo(nos)

9 de mayo de 2013

Extrañeza II.

Te extraño, hoy. Quizás, andamos a destiempo por estos días.
Yo, por ejemplo, esta noche me voy a dejar invadir por unas tristezas, extrañas, que no son mías. Unas negruras ajenas que merodean en los bordes de las ventanas.
Esta noche las voy a dejar pasar. Que entren, que habiten, que hagan ronda alrededor del cuerpo.
Mañana las exhalo. Las exilio. Las sano. Mañana se van a ir con el primer rayito de sol.
Hoy, además, te extraño. Con las manos y los ojos, te extraño. Quizás, andamos desencontrados, caminando en esquinas que no son las nuestras, a destiempo, destemplados.
Por suerte, siempre puede ser tiempo de reencuentro.
Te espero, entonces, a la vera de un buen vino cualquiera de estos días, compañero.

7 de mayo de 2013

Sanar.


Cada vez estoy más convencida de que todo tiene que ver con el amor. Curarse también. Sanarse del tiempo, implacable, que dejó un montón de tajos abiertos. 
Curarse de la culpa, la maldita culpa. Curarse del decir cuando no hay necesidad de decir nada.
Sanarse de todas las ausencias. De los nombres que nos hacen mierda.
Es hora de arriesgarse hermosamente, emprender el camino, sanar con amor, vivir esta vida, viaje infinito. Y aprender a decir lo nunca antes dicho. 

And in that moment, I swear, we were infinite  -The perks of being a wallflower-