25 de octubre de 2014

Cambiar II.

Cambiamos, sí. 
Y sin embargo, hay permanencias que nos marcan para siempre. 
Debe ser que cambiar tiene que ver con darse cuenta de que hay cosas que no cambian. Y esto viene a modo de epílogo necesario de esto.
Anoche hablábamos de la efímera vida, de los cariños enormes, de las complicidades imposibles de olvidar, y que no estamos dispuestos a dejar ir.
Antes, reencontrarnos con todo lo que sabemos de nosotros. 
Hallar intactos los códigos, las señales, las marcas, los secretos, los olores, las visiones, los chistes, la confianza.
Ante la confusión, ante el desamparo, ante las puteadas no dichas a tiempo, ante el destiempo, ante los amores que vienen y van, ante las movidas, las corridas, las mudanzas, los caminos, ante la vida que pasa, implacable, hay miradas y hay sonrisas que no estamos dispuestos -ni a patadas- a dejar ir, que yo no estoy dispuesta a dejar ir -y qué cosa buena decirlo en voz alta!-
Entonces, reencontrarse, reparar, recomponer.
Sanar lo que hubo para construir lo nuevo, con todo lo nuevo que hay.


Para S.

18 de octubre de 2014

Camino.

Hablábamos de lo indescifrable.
Esto de que hace calor y hace frío y no sabés que más ponerte o que más sacarte.
O esto de que tenemos que cambiar algunos caminos, a veces, para encontrar otra cosa.

Volanteamos hacia otro lado, unos días atrás, y descubrimos algo.
Un otro mundo posible y al alcance de la mano, 
que necesita algunos ajustes aquí y allá, claro, pero ahí está.
Fresco y nuevo, formulándose sueño o futuro o puerta.

Hallarse perdiéndose en lo desconocido, vaya placer!

Volanteamos hacia otro rumbo y nos perdimos pero nos encontramos, quizás, aunque no estamos muy seguros todavía. Quién pudiera saberlo, no?

Ignorar el camino, vaya cosa linda!

Es una suerte poder redescubrir que cambiar el rumbo, de vez en cuando, es también aprender a no perderse entre tanta costumbre.


Andrea Lértora

9 de octubre de 2014

Claro.


que sea claro lo que hay 
que nada quede callado
que podamos decir amor y te necesito y te amo para un recreo y también 
para todas las mañanas.
que sea claro
que haya azar
pero que no quede todo librado al azar
que el rumbo cambie
o se transforme
y que quede claro, clarito 
como gotas de agua




tener tiempo
cada tanto
para improvisar


3 de octubre de 2014

Casa II.


Hoy deshabito una casita que me hizo feliz.
Es extraño esto de deshabitar un lugar. Está la nostalgia, el momento de irse tan cerca, lo habitado tan habitablemente. Y fue cálido este lugar, estaba lleno de mis cosas, ahora distribuidas en bolsas y cajas. Era cotidiano y cómodo, con olor a hogar.

Desde ayer se me repite una película sobre la vida que tuve acá adentro. Lo dicho y lo callado. Los amores hechos. Las sonrisas sinceras. Los abrazos curadores. Los llantos a todo pulmón. Las caricias que hay acá adentro, puf, montones.

Los ruidos de los tacones, el maquillaje manchando alguna pared, todas las veces que azoté la puerta, queriendo o sin querer, los brindis hechos, las comidas, el vino arriba de la biblioteca, el ruido del viento en las ventanas, las tormentas casi adentro de la casa, las incontables veces en las que me acurruqué hermosamente en mi cama enorme para mi solita, ese placer.

Hoy te deshabito, casa que habité sola conmigo por primera vez. Estas pocas paredes, un techo, baño y habitación. Pequeña pero enorme.
Te despido hoy. Te lleno de la música que supo descubrir(me) acá adentro, nostalgeo. Quizás, quien venga después de mi, se contagie el oído o el corazón.

Hubo mucho amor acá adentro, deben saber. Este lugarcito estuvo lleno de cosas lindas que supe construir. Fue mío y ya no lo es más.

Cosa rara des-habitar.

Hubo abrazos también, tantos abrazos.
La supe llenar de buenos olores. Inciensos, cafeses, comida recién horneada, vino.
Repaso a cada cual y a cada quien de los que han pasado por acá. Un poco habitando conmigo, un poco de paso, un poco con ganas de quedarse o de irse. Los recuerdo, los abrazo, los beso. Después de esta casa es otra casa y otra cosa.

La despido a mi casita hoy. Y llueve, claro.
Para que corran con el agua las emociones de decir hasta siempre, cueva mía.




las cuerdas de mi laúd
siguen buscando la luz
más allá de la quimera