Pasa que imagino futuros posibles. En realidad un futuro posible, con variaciones en su interior.
De tanto en tanto pienso que este futuro mío no tiene otra alternativa más que hacerse cuerpo. Por imaginarlo tan intensamente, colmado de detalles y colores en cada cuadro, en cada esquina. Repleto de gente, otros lugares, bocas distintas. Muchas buenas noches -y días-. Muchas personas que quiero (y llevo conmigo, arrejuntadas, acá adentro).
Un futuro que implica cosas nuevas. Muy nuevas. Diría que hasta necesarias. Como el café con leche esta mañana, el velador encendido a la una, este papel a medias, pero mío.
Pasa que creo que este es mi tiempo -como nunca pensé que creería-.
Y es, además, el único que tengo.
4 comentarios:
ay, mi querida amiga. Cuántas sensaciones idénticas que encuentro por aquí. este texto me ha calado hondo, flaqui.
los nervios del deseo, la ansiedad del deseo y la mucha vida de todos los futuros posibles, me hacen estremecer a mí también. casi siempre.
qué lindo encontrar este capítulo del presente con vos, nena.
Por mas kilometros que sobrevolemos el horizonte sigue siendo el mismo.... saludos
me transmitio la sensación de que algo urge, como que ebulle, y si es así, comparto la inquietud vital de tus palabras
tenes una manera muy íntima de escribir, es lindo
abrzo!
Me encantó. Sabés? muchas veces me peleo con el tiempo, con el correr de los días, y tu relato me causó la sensación de estar suspendida, leyendo y disfrutando, pero en tiempo detenido. Y eso, te juro, nunca me había pasado. El devenir es inminente, y los deseos eternos. Felicitaciones!
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