Puedo estar
triste, claro. Y también tener unas ganas voraces de hacer el amor.
Miro mi
talón izquierdo, que no es de Aquiles, sino de Natalia.
Pienso que
no quiero hacer poesía de café. Ni parir hijos que no quiera tener. Ni ser
agnóstica por las dudas, si dios no existe.
A veces
quiero salir en pelotas y burlarme de los corpiños.
Hacer
poesía así, con el pechito desnudo y unos kilos demás.
Cagarme de
risa, mucho. Caminar la vida a carcajada limpia.
Estar un
poco loca, también. Desnudamente cuerda y sanamente loca. Ser feliz.
Estrepitosamente
feliz, contra todos los pronósticos.
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