22 de septiembre de 2013

Patria sensiblera.

Habito un país que no es el mío, este último tiempo.
En la patria sensiblera estrujo las manos y siento que se me achica el corazón.
Me asusta la palabra amor. Pero la necesito. Tanto la necesito que la nombro diferente.
Tengo miedo de levantarme un día y tener 60 años, y haber amado poco.
Tengo miedo de que este vacío de adentro, que lleva tu nombre por estos días, no se vaya nunca.
Tengo miedo de las sombritas ajenas, la racionalidad extrema, la muerte, convertirme en Penélope, habitar para siempre esta patria.

Más tarde siento abrazos sanadores. Tengo estas redes que sostienen y agrandan la esperanza, mis amigas.
Las trincheras que me dejan llorar océanos, y esperan la vuelta de mí hacia mí misma, sosteniendo las sonrisas, construyendo futuro.

Eso quiero.
Decir gracias y seguir construyendo un futuro lleno de abrazos.


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