La primavera no nace sino del despojo de todo lo viejo.
Luis Pescetti.
Había un montón de palabras gastadas, inservibles. Una bolsa llena de palabras muertas.
Hay que soltar -dijo. Y de repente la mujer se quedó sin paréntesis.
Y la niña sin paraguas.
¿Dónde estaba la capa protectora? ¿El umbral mágico? ¿El conejo y la galera?
Hay, todavía, una noche detrás que asoma palabras nuevas.
Es un estrépito esta primavera -dijo. Y pensó que estrépito era una palabra brillante, como la noche que arde y la música hallada, que deja huella.
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