[anda la gente pequeña con ganas de andar la vida. y de mirarse a los ojos largo rato, en algún instante del día cuando se hallan, aún vestidos pero sinceros, abiertos a la mano que da la mano y que envuelve otra mano adentro apretando algo, el alma quizás. la gente pequeña comienza el día y cambia el rumbo en el camino al trabajo, y sonríe ante el verano en pleno invierno. le cae mal la humedad. le cae bien el gurisito jugando en mangas cortas, le da sensación de vacaciones. se enoja, la gente pequeña, a veces, con el mundo. con el mala onda que salpica con su auto a un transeúnte, con los que acusan sin dar la cara, los que amenazan, los que remarcan los precios, los que no levantan la caca del perro. pero la gente pequeña cambia su rumbo, y en su rumbo cambia el rumbo de otro destino. y se halla la gente, armando el mundo, en algún instante cotidiano, con las ganas intactas de despertar en un abrazo -ese abrazo- que abraza adentro y guarda otro abrazo que estalla el alma.]
Si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
Luis Alberto Spinetta
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