22 de septiembre de 2014

Ojalá.

Ojalá vengas a abrazarme mañana a la tarde, tan lunes. Y me seques las lágrimas de hoy.
Es tan difícil a veces separarme de vos. Es tan difícil no saber lo que viene. Esto es más difícil de lo que pensaba.
Y te amo.
Y te elijo, contra todos los pronósticos y los horóscopos y las no-palabras y los pasados que son tan presentes. Te elijo.
Pero tengo miedo de esperarte siglos. De amarte siempre así, con un 'te quiero', con un 'nos vemos'. A medias.
Yo no sé si quiero eso. Yo no sé si puedo sólo eso. Y duele hasta el fondo, en ese rincón de adentro que aprieta cuando te extraño, el alma creo. El sitio donde estás adentro mío. Y no sé qué se hace con esto. Dónde se deja, para que no duela.
Ojalá vengas a besarme y a decirme que vos también tenés tus miedos. Y a quererme toda, con mis lágrimas a cuestas, los miedos, las carcajadas. Ojalá vengas con tu sonrisa enorme, a comerme el corazón.
Después una musiquita, el ruido del viento primaveral en la ventana, cerrar los ojos: esto es lo que es hoy. Mañana quién sabe. Mi responsabilidad es el presente, dijo un sabio. Y creo que tiene razón.
Ojalá nada.

Te abrazo hoy. Te entiendo hoy. Te quiero hoy.  

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