Es extraño el mundo. Va, no el mundo,
la gente y las cosas que pasan con la gente.
Justo en el momento de la alegría,
algún sacudón desacomoda un poco, vuela las chapas, recuerda. Me
recuerda en otro momento de alegría. Y en otro, más reciente, más
terrible, pero lejano ya, muy lejano.
Yo recuerdo el momento justo de aquella
tristeza.
Fue mía. La hice carne muchas noches,
hasta que la sacudí de adentro, después de la negrura y las
lágrimas y las palabras que no estaban por ningún lado. Fue mía la
tristeza. Entera y sólo mía, porque eso, aunque se quiera, es
imposible de compartir. Duele y duele y duele y duele, hasta que deja
de doler.
Yo suspiré adentro una verdad
fundamental: sé lo que quiero -y ser lo que quiero-
Entonces, sin que intermediara magia
alguna, lo triste ya no era ese dolor o los sucesos que provocaron el
dolor. Lo triste era el otro que no sabía, que no quería, que
dejaba pasar la vida. Y lo siento mucho, pero esta que escribe no
nació para penélope ni para boluda, muchas gracias por el
ofrecimiento.
Yo recuerdo el momento justo de esta
libertad.
Es mía. Y la construyo mía toditos
los días. Porque ser libre es una militancia de adentro, y una de
afuera también, claro. En algún momento miré para arriba, junte
las manos y los brazos, los estiré todo lo que me diera su largo,
estiré hasta sentir flojito cada músculo. Sonó mi espalda, sonó
mi cuello. Sonaron también todos mis deseos. Y, cuando uno estira y
cambia de posición, cambia la mirada. Y, depende como se mire, lo
que no fue puede ser un fracaso o lo que debía pasar. Esta que escribe siente/cree/decide que pasó lo
que debía pasar.
Entonces, me cruza una puerta en un
momento inoportuno, y salta el corazón de sorpresa por el saludo que
había sido tanto tiempo cotidiano y ahora es tan extraño. Y sin
embargo, son esos segundos, esos benditos segundos posteriores, que
miro el cielo, estiro el cuello arriba arriba y me río, me río y
comprendo que todo tiene un tiempo y un espacio, y que muchas cosas
pasan porque deben pasar. Como la puerta, el momento, el pasado.
Yo recuerdo el momento justo de mi
libertad.
-y es una suerte saberlo, saberlo acá adentro, hasta los huesos felices de este presente-.
Blue circus, de Marc Chagall. |
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