te miré viéndome
no como se ve un libro nuevo, o la calle al cruzarla, o la
ventana al abrirse
te miré viéndome como se mira lo recóndito,
lo inmedible pero tocable, una piel al alcance de la mano
una infinitud que calma
no me voy a morir nunca.
Poema expuesto en Arte y la Madre, noviembre 2012.
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