Yo, por
ejemplo, esta noche me voy a dejar invadir por unas tristezas, extrañas, que no
son mías. Unas negruras ajenas que merodean en los bordes de las ventanas.
Esta noche
las voy a dejar pasar. Que entren, que habiten, que hagan ronda alrededor del
cuerpo.
Mañana las
exhalo. Las exilio. Las sano. Mañana se van a ir con el primer rayito de sol.
Hoy,
además, te extraño. Con las manos y los ojos, te extraño. Quizás, andamos desencontrados,
caminando en esquinas que no son las nuestras, a destiempo, destemplados.
Por suerte, siempre puede ser tiempo de reencuentro.
Te espero, entonces, a la vera de un buen vino cualquiera de estos días, compañero.
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