4 de febrero de 2014

Preguntas.

a veces, mi natalia la insegura revuelve en los cajones que mi natalia la prolija había fondeado allá lejos y hace tiempo. y aquella se pregunta, se vuelve a preguntar, si habrá que resignarse alguna vez a querer lo que ya se tiene, por defecto o por virtud. o conformarse con lo que está al alcance de la mano y de la vista, contentarse con lo que hay, porque es lo único que hay. ¿es así? mi natalia la del vaso medio lleno grita que no, indignada, que nunca, que lo último que se pierde es la capacidad de soñar. y mi natalia la soreta dice que lo último que se te pierde son las tetas.

en el trajín de revolver, había algunas preguntas que quedaron pendientes. ¿será que somos inconformistas? ¿con todo? ¿siempre? sí, mi natalia del espejo dice que sí a todo eso. nada las convence. y después, la misma natalia duda, y dice que ojalá lo seamos. ¿de dónde saco el tiempo para hacer todo lo que quieren hacer con esta vida? hay que elegir, dicen todas. elegir algunas cosas, las que mejor nos llenen, y nos guarden, y nos libren de la rutina y de la queja y del cubículo y de la gente-mierda, amén.

entre tanta pregunta dispareja, mi natalia la que escribe se regocija ante el teclado brillante y la tormenta nueva que musicaliza el día.





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