hoy hace un otoño descomunal. se me arremolinó esta mañana en los ojos y me quiso dejar durmiendo, bajo el cielo nubladito y su abrazo fresco.
a veces el otoño es indicio del amor. y, claro, de las inseguridades y los miedos del amor. yo, por ejemplo, vengo descubriendo un corazón mío que no conocía. lo saco y lo contemplo, cada tanto, y me maravillo.
específicamente todo,
pero todo todito aquello de lo que huí durante tanto tiempo, me anda
pegando brutales cachetazos.
a veces me encuentro a mi misma sólo sintiendo, sin pensar. tengo este amor,
voraz, que me anda comiendo por dentro, me despabila, despierto a las cuatro y treinta de la madrugada, sorprendida por la noche, por el repiqueteo
de mi sangre que corre y que sueña y que vuela también, claro.
concretamente el
nuevo vientito frío de este otoño hermoso y brutal me anda abriendo los ojos, me sacude las entrañas -y no de hambre precisamente-, le grita a mi subconsciente que estoy
amando,
con el cuerpo y el miedo y estas ganas de salir
corriendo yayaya. pero no, no me voy a ningún lado. estoy cansada de
salir corriendo.
y a veces está bueno quedarse a sentir.
Y, viste como es |
[encontré esto en carpetas guardadas hace mucho tiempo. la hojita dice, al pie, abril2013. pero es tan actual y tan de ahoritamismoacánomás, que saqué unas cosas y puse otras tantas. y ahora dice, al pie, marzo2014]
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